Blogger news
lunes, 2 de abril de 2012
DESCUIDANDO EL MINISTERIO
Hace unos días, mientras trabajaba, me dí cuenta de que mi jefe de trabajo se dormía en su escritorio mientras yo me encontraba en el depósito, dejando él, el negocio expuesto y desprotegido. Cabe destacar que este negocio es la entrada de mi jefe, es decir, a través de el son sus ingresos; este negocio es su sustento. Reconozco que es un trabajo fuerte, y que su parte es la peor, pues es él quien debe llevar todas las cuentas, hacer compras, y abrir y cerrar el negocio, en fin, toda la responsabilidad recae sobre él, por ende el cansancio es algo fuerte para él.
Cuando lo vi me puse a pensar en algún personaje de la biblia que se había descuidado de su ministerio. Al meditar, pensé en Saúl, el primer príncipe del pueblo de Israel. Este tipo que fue escogido por Dios mismo, y sacado de la "invisibilidad", ya que Saúl era un simple don nadie, proveniente de la familia más pequeña de la tribu de Benjamín.
Saul tuvo un gran comienzo como príncipe de Israel, pero luego de un tiempo y algunas batallas, Saul se fue descuidando de Dios. Por descuidarse de Dios, el reinado de Saúl fue efímero.
REFLEXIÓN:
Muchas veces nos descuidamos del ministerio, es decir, de aquello que Dios ha puesto en nuestras manos.
Yo me descuidé por mucho tiempo del ministerio que Dios puso en mi, y por ende me sentí muy débil espiritualmente, no veía las bendiciones, hasta dejé de sentir las inquietudes del espíritu, a parte no estaba siendo fiel al llamado de Dios.
-No dejes que tu ministerio "coja polvo", no te descuides de él, recuerda que es una RESPONSABILIDAD, y por tu ministerio recibes bendiciones.
Cuando lo vi me puse a pensar en algún personaje de la biblia que se había descuidado de su ministerio. Al meditar, pensé en Saúl, el primer príncipe del pueblo de Israel. Este tipo que fue escogido por Dios mismo, y sacado de la "invisibilidad", ya que Saúl era un simple don nadie, proveniente de la familia más pequeña de la tribu de Benjamín.
Saul tuvo un gran comienzo como príncipe de Israel, pero luego de un tiempo y algunas batallas, Saul se fue descuidando de Dios. Por descuidarse de Dios, el reinado de Saúl fue efímero.
REFLEXIÓN:
Muchas veces nos descuidamos del ministerio, es decir, de aquello que Dios ha puesto en nuestras manos.
Yo me descuidé por mucho tiempo del ministerio que Dios puso en mi, y por ende me sentí muy débil espiritualmente, no veía las bendiciones, hasta dejé de sentir las inquietudes del espíritu, a parte no estaba siendo fiel al llamado de Dios.
-No dejes que tu ministerio "coja polvo", no te descuides de él, recuerda que es una RESPONSABILIDAD, y por tu ministerio recibes bendiciones.
Jesús con la Corona de Espinas
Jesucristo, el Redentor de nuestras almas y de toda la creación sujeta al pecado, también llevó a la cruz la maldición de la tierra. Génesis nos dice que Dios maldijo la tierra por causa del pecado: “...maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo” Génesis 3:17-18
En medio de burlas e ignominia, nuestro Señor Jesucristo fue coronado por una infame diadema de espinas.
Pasado un cierto tiempo, y algo repuesto de los azotes, Jesús fue llevado por los soldados al atrio, en el interior del pretorio e hicieron con el lo que se llamaba en aquel tiempo como “el juego del rey”, que era un juego de azar practicado por niños y adultos. Este juego cruel practicado a Jesús coronándolo de espinas era un desahogo brutal de los soldados romanos.
Para ello, congregan a toda la legión (de 400 a 600 hombres), le desnudan de nuevo, le hacen sentar sobre cualquier banco de piedra, le echan a las espaldas una capa corta color grana y le colocan la corona de espinas con fuerza sobre la cabeza, le ponen una caña por cetro en la mano derecha y empieza la farsa…”salve, Rey de los judíos! Y le golpeaban en la cabeza con una caña, y le escupían, y puestos de rodillas le hacían reverencias. Después de haberle escarnecido, le desnudaron…(Mr.15:15; Mt.27:26-30; Jn 19:1-3).
La palabra “corona” nos ha inducido a pensar en un cerco de espinas en torno a la cabeza, tal como lo presentan los crucifijos, pero la frase empleada aquí por Marcos al igual que Juan es: Plexantes stephanon ex acanthon…epethekan epi tes kefales autou: “Entretejiendo una corona de espinas, se la pusieron sobre su cabeza.” Estas espinas de una planta local se entretejía alrededor de la cabeza horizontalmente de la frente a la nuca pasando por encima de las orejas.
En medio de burlas e ignominia, nuestro Señor Jesucristo fue coronado por una infame diadema de espinas.
Pasado un cierto tiempo, y algo repuesto de los azotes, Jesús fue llevado por los soldados al atrio, en el interior del pretorio e hicieron con el lo que se llamaba en aquel tiempo como “el juego del rey”, que era un juego de azar practicado por niños y adultos. Este juego cruel practicado a Jesús coronándolo de espinas era un desahogo brutal de los soldados romanos.
Para ello, congregan a toda la legión (de 400 a 600 hombres), le desnudan de nuevo, le hacen sentar sobre cualquier banco de piedra, le echan a las espaldas una capa corta color grana y le colocan la corona de espinas con fuerza sobre la cabeza, le ponen una caña por cetro en la mano derecha y empieza la farsa…”salve, Rey de los judíos! Y le golpeaban en la cabeza con una caña, y le escupían, y puestos de rodillas le hacían reverencias. Después de haberle escarnecido, le desnudaron…(Mr.15:15; Mt.27:26-30; Jn 19:1-3).
La palabra “corona” nos ha inducido a pensar en un cerco de espinas en torno a la cabeza, tal como lo presentan los crucifijos, pero la frase empleada aquí por Marcos al igual que Juan es: Plexantes stephanon ex acanthon…epethekan epi tes kefales autou: “Entretejiendo una corona de espinas, se la pusieron sobre su cabeza.” Estas espinas de una planta local se entretejía alrededor de la cabeza horizontalmente de la frente a la nuca pasando por encima de las orejas.
Agonía y muerte de Jesús en la cruz
Lo extraordinario de toda esta agonía atróz, es que Jesús murió cuando Él quiso hacerlo. En medio de la agonía de la muerte, de los intensos dolores, de la asfixia y de una evidente anemia, El Señor Jesucristo clama a gran voz entregando su espíritu en el momento que Él, soberanamente, decidió hacerlo.
“Y el centurión que estaba frente a él, viendo que después de clamar había expirado así, dijo: Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios” Marcos 15:39
Después de muchas horas de agonía, el cuerpo de nuestro Señor había perdido mucha sangre y la poca que le quedaba en su cuerpo se había espesado de manera que el corazón ya casi no la podía bombear. El suero se separa de los glóbulos rojos y una membrana alrededor del corazón llamada el pericardio estaba llena de liquido. En los momentos finales, algunos médicos creen que Jesús muere de una pericarditis, que es la ruptura del pericardio por inflamación. Es como si su corazón haya explotado.
Esta condición es confirmada cuando el soldado traspasa una lanza por su costado: “pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua…” (Juan 19:34) Aquí se cumple lo dicho por el profeta: “…y miraran a mi, a quien traspasaron...” (Zacarías 3:10)
Era la costumbre de los romanos el quebrarle las piernas a los reos crucificados si estaban vivos al final de su tortura en la cruz. Debido a que tenían que apoyarse en las piernas para respirar, al quebrarles los huesos ya no podían respirar y morían asfixiados. En el caso de Jesús, vieron que ya estaba muerto y no tuvieron que quebrarles los huesos. Esto fue un cumplimiento de la profecía que dice: “el guarda todos sus huesos; ni uno de ellos será quebrantado.” (salmo 34:20).
Como hemos visto, todo lo que vivió y padeció Jesús, estaba escrito y anunciado cientos de años antes. El Salvador vino a morir en lugar del pecador, y no con una muerte simple, sino que con un padecimiento terrible.
“Y el centurión que estaba frente a él, viendo que después de clamar había expirado así, dijo: Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios” Marcos 15:39
Después de muchas horas de agonía, el cuerpo de nuestro Señor había perdido mucha sangre y la poca que le quedaba en su cuerpo se había espesado de manera que el corazón ya casi no la podía bombear. El suero se separa de los glóbulos rojos y una membrana alrededor del corazón llamada el pericardio estaba llena de liquido. En los momentos finales, algunos médicos creen que Jesús muere de una pericarditis, que es la ruptura del pericardio por inflamación. Es como si su corazón haya explotado.
Esta condición es confirmada cuando el soldado traspasa una lanza por su costado: “pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua…” (Juan 19:34) Aquí se cumple lo dicho por el profeta: “…y miraran a mi, a quien traspasaron...” (Zacarías 3:10)
Era la costumbre de los romanos el quebrarle las piernas a los reos crucificados si estaban vivos al final de su tortura en la cruz. Debido a que tenían que apoyarse en las piernas para respirar, al quebrarles los huesos ya no podían respirar y morían asfixiados. En el caso de Jesús, vieron que ya estaba muerto y no tuvieron que quebrarles los huesos. Esto fue un cumplimiento de la profecía que dice: “el guarda todos sus huesos; ni uno de ellos será quebrantado.” (salmo 34:20).
Como hemos visto, todo lo que vivió y padeció Jesús, estaba escrito y anunciado cientos de años antes. El Salvador vino a morir en lugar del pecador, y no con una muerte simple, sino que con un padecimiento terrible.
Si esto no constriñe nuestro corazón, no hay nada más que agregar.
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” Juan 3:16
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” Juan 3:16
Las 7 Palabras de Jesús en la cruz y su significado
Juan 19:17-18.- Él, cargando su cruz, salió al lugar llamado de la calavera, en hebreo, gólgota. Allí lo crucificaron con otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio.
Introducción:
Esta lectura bíblica nos invita a presenciar el drama presentado un día en el calvario. Nuestra mirada debe estar dirigida en el redentor crucificado, y nuestros oídos abiertos para escuchar esa voz sempiterna que ha cruzado todas las edades. Cada una de las siete palabras permite a visualizar y apreciar la importancia de la cruz. Un mundo en tinieblas, un cordero y una cruz fue lo que se veía durante aquel sacrificio.
1.- Perdonar. Padre perdónalos por que no saben lo que hacen. (Lucas 23:34)
El lema de Cristo era orar por los enemigos.
El pecador no es justificado por su ignorancia.
El Señor expresa amor en lugar de ira.
2.- Salvar. De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso. (Lucas 23:43)
Las palabras del Señor dan esperanza a aquel crucificado arrepentido.
En el mismo umbral de la muerte, cualquier persona que se arrepienta puede experimentar la salvación.
¿Que vio Cristo en este ladrón arrepentido? Fe. La Escritura dice: Sin fe es imposible agradar a Dios.
Conversión. El que no naciere de nuevo no ver el reino de Dios.
3.- Encargar. Mujer he aquí tu hijo… he aquí tu madre. (Juan 19:26-27)
La responsabilidad de hijo a madre continua latente en el corazón de Jesús.
Jesús hizo los arreglos para que su muerte no fuera dejar a Maria desamparada.
Jesús tenía plena confianza en él.
Maria lo aceptaría como otro hijo.
4.- Experimentar. Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has desamparado? (Mateo 27:47) La soledad es una de las más terribles experiencias que cualquier ser humano pueda tener.
Separar a una persona de los demás en una prisión es el castigo más terrible.
Psicológicamente afecta en el sentido de que el hombre es un ser social.
La soledad de Cristo fue un desamparo espiritual.
Su sufrimiento fue sin la ayuda de su naturaleza divina o la intervención del Padre. Jesús quedó solo literalmente
5.- Tengo sed. (Juan 19:28)
Por un simple pronunciamiento de su naturaleza divina aquella sed hubiera sido saciada y satisfecha. Pero no Jesús no lo hizo.
En esta expresión Jesús expresó su sufrimiento no fingido.
Jesús tuvo sed por nosotros, para que tú y yo pudiéramos beber del agua de la vida. (Juan 4:10, Apo. 7:17; 21:6; 22:1, 17)
6.- Consumado es. (Juan 19:30)
Sus tres años y medio de ministerio se completan en la cruz.
Muchas escenas de su infancia, ministerio y encuentros con personas pasan por su mente hasta que admite: Consumado es.
En el calvario caducó el antiguo pacto de la ley, y un nuevo pacto entra en vigor. (Pacto de La gracia)
7.- Entregando el espíritu. Padre en tus manos encomiendo mi espíritu. (Lucas 23:46)
El Unigénito de Dios no estuvo exento de la muerte.
Nació humanamente y murió humanamente.
Su madre lo vio nacer y también lo vio morir.
Sin su muerte la expiación jamás se hubiera llevado a cabo.
Jesús fue el cordero escogido desde la eternidad. (1 Pedro 1:19-20)
Jesús fue el cordero mudo que se dejo llevar al matadero. (Isaías 53:7)
Jesús fue el cordero inmolado. (Apo. 5:12)
Jesús fue el cordero de Dios que quita el pecado. Juan 1:29.
Conclusión: Debemos ser agradecidos con Jesucristo por todo lo que hizo por nosotros, por sus meritos es que somos justificados, a él sea la gloria por siempre. Amen. Por. Fredy Monterroza.
Introducción:
Esta lectura bíblica nos invita a presenciar el drama presentado un día en el calvario. Nuestra mirada debe estar dirigida en el redentor crucificado, y nuestros oídos abiertos para escuchar esa voz sempiterna que ha cruzado todas las edades. Cada una de las siete palabras permite a visualizar y apreciar la importancia de la cruz. Un mundo en tinieblas, un cordero y una cruz fue lo que se veía durante aquel sacrificio.
1.- Perdonar. Padre perdónalos por que no saben lo que hacen. (Lucas 23:34)
El lema de Cristo era orar por los enemigos.
El pecador no es justificado por su ignorancia.
El Señor expresa amor en lugar de ira.
2.- Salvar. De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso. (Lucas 23:43)
Las palabras del Señor dan esperanza a aquel crucificado arrepentido.
En el mismo umbral de la muerte, cualquier persona que se arrepienta puede experimentar la salvación.
¿Que vio Cristo en este ladrón arrepentido? Fe. La Escritura dice: Sin fe es imposible agradar a Dios.
Conversión. El que no naciere de nuevo no ver el reino de Dios.
3.- Encargar. Mujer he aquí tu hijo… he aquí tu madre. (Juan 19:26-27)
La responsabilidad de hijo a madre continua latente en el corazón de Jesús.
Jesús hizo los arreglos para que su muerte no fuera dejar a Maria desamparada.
Jesús tenía plena confianza en él.
Maria lo aceptaría como otro hijo.
4.- Experimentar. Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has desamparado? (Mateo 27:47) La soledad es una de las más terribles experiencias que cualquier ser humano pueda tener.
Separar a una persona de los demás en una prisión es el castigo más terrible.
Psicológicamente afecta en el sentido de que el hombre es un ser social.
La soledad de Cristo fue un desamparo espiritual.
Su sufrimiento fue sin la ayuda de su naturaleza divina o la intervención del Padre. Jesús quedó solo literalmente
5.- Tengo sed. (Juan 19:28)
Por un simple pronunciamiento de su naturaleza divina aquella sed hubiera sido saciada y satisfecha. Pero no Jesús no lo hizo.
En esta expresión Jesús expresó su sufrimiento no fingido.
Jesús tuvo sed por nosotros, para que tú y yo pudiéramos beber del agua de la vida. (Juan 4:10, Apo. 7:17; 21:6; 22:1, 17)
6.- Consumado es. (Juan 19:30)
Sus tres años y medio de ministerio se completan en la cruz.
Muchas escenas de su infancia, ministerio y encuentros con personas pasan por su mente hasta que admite: Consumado es.
En el calvario caducó el antiguo pacto de la ley, y un nuevo pacto entra en vigor. (Pacto de La gracia)
7.- Entregando el espíritu. Padre en tus manos encomiendo mi espíritu. (Lucas 23:46)
El Unigénito de Dios no estuvo exento de la muerte.
Nació humanamente y murió humanamente.
Su madre lo vio nacer y también lo vio morir.
Sin su muerte la expiación jamás se hubiera llevado a cabo.
Jesús fue el cordero escogido desde la eternidad. (1 Pedro 1:19-20)
Jesús fue el cordero mudo que se dejo llevar al matadero. (Isaías 53:7)
Jesús fue el cordero inmolado. (Apo. 5:12)
Jesús fue el cordero de Dios que quita el pecado. Juan 1:29.
Conclusión: Debemos ser agradecidos con Jesucristo por todo lo que hizo por nosotros, por sus meritos es que somos justificados, a él sea la gloria por siempre. Amen. Por. Fredy Monterroza.
domingo, 1 de abril de 2012
Él está allí ¿por qué dudas?
A veces pareciera que se nos olvida que no estamos solos en las batallas de la vida. A veces nos falta memoria para recordar quién es nuestro Defensor, quien es el que pelea por nosotros o quien es quien cuida de nosotros.
A veces vamos por la vida como huérfanos, como que si no tuviéramos un Padre que nos ama y se preocupa por nosotros.
¿Les ha pasado alguna vez que por alguna razón se sienten solos en una batalla?, hablo de ese sentimiento que nos hace pensar que no vamos a poder y que por alguna razón Dios se ha escondido de nosotros.
Y es que nos es fácil pensar que Dios no está a nuestro lado cuando nos vemos presionados por las circunstancias difíciles de la vida. Tendemos a pensar que Dios no está con nosotros cuando sufrimos o cuando experimentamos un suceso que nos causo dolor.
Se nos hace fácil pensar que Dios se aparto de nosotros porque al auto examinarnos nos damos cuenta que no somos tan bueno o perfectos como quisiéramos ser y por alguna razón eso nos hace pensar que el hecho de no ser tan bueno o perfectos es la razón por la cual Dios se ha ido de nuestro lado.
Pero la verdad es que se nos olvida que DIOS NUNCA SE VA DE NUESTRO LADO y que somos nosotros los que nos alejamos de Él porque creemos que no somos tan bueno como para que Él se fije en nuestros problemas.
¿Cuántas veces en lugar de recurrir a Dios en los momentos duros de la vida, decidimos alejarnos de Él?
A veces pareciera que es más fácil alejarnos de Él y enfrentar todo nosotros solos, que acercarnos a Él y dejar que Él pelee por nosotros.
Hoy quiero que sepas que el hecho que estés sufriendo o pasando por algo inesperado que no quisieras pasar, no significa que Dios no esté contigo. El hecho que sientas que todo está en tu contra no significa que Dios no esté a tu lado para sacarte adelante.
A veces se te olvida que es DIOS TODOPODEROSO quien te protege, quien te cuida, quien tiene cuidado de ti.
Pero hay algo que tienes que entender, y es que el hecho que Dios este de tu lado, no significa que no vas a pasar por situaciones difíciles, duras o dolorosas. Independientemente de lo que tengas que enfrentar tienes que saber que Dios está allí mismo contigo.
¿No estaba Dios con Jesús?, pero eso no significo que lo iba a rescatar de esa cruz, el plan era que muriera por ti y por mí en esa cruz, independientemente de lo que le estaba sucediendo, Dios estaba con Jesús.
¿No estaba Dios con Esteban?, aquel hombre que vio la gloria de Dios y que fue muerto apedreado, Dios estaba allí mismo con Esteban a tal punto que mientras era apedreado Esteban encomendó su espíritu a Dios.
¿No estaba Dios con Pablo?, aquel hombre que desde que se convirtió a Cristo predico en muchas ciudades y que a pesar que era apedreado, regresaba a esas mismas ciudades a predicar. Fue encarcelado y ejecutado, pero aun y con todo eso, Dios estaba con Él.
¿No estaba Dios con Juan?, aquel discípulo amado que en sus vejez fue llevado cautivo a la isla de Patmos desde donde Dios le revelo lo que ahora conocemos como: “Apocalipsis”, aun en su cautiverio y su muerte, Dios estaba con él.
A veces creemos que si no estamos bien económicamente, físicamente y emocionalmente, es porque Dios no está con nosotros o se ha alejado de nosotros.
Hoy quiero que sepas que a pesar de cualquier cosa que estés enfrentando, Dios está contigo, Él está allí pendiente de ti, Él sabe tu capacidad de resistencia, Él sabe hasta dónde puede soportar, Él jamás permitiría que sobre ti viniera algo que no puedas soportar y a pesar que sientes que ya no puedes mas, tienes que saber que sí puedes, puedes porque Él está allí contigo sosteniendo esa carga pesada y a pesar de que no lo ves y no lo escuches, sigue están allí, ayudándote a soportar lo insoportable.
Hoy Dios quiere que te pongas de pie y sigas luchando, no puedes darte por vencido, no, menos cuando de tu lado tienes al Poderoso Gigante, menos cuando de tu lado tienes al Todopoderoso quien nunca ha perdido una batalla.
“Y pelearán contra ti, pero no te vencerán; porque yo estoy contigo, dice Jehová, para librarte”. Jeremías 1:19 (Reina-Valera 1960)
No dudes de la presencia de Dios sobre tu vida, porque a pesar que no lo vez y pareciera que no lo sientes, Él está allí cuidando de ti, protegiéndote, guardándote y guiándote.
“No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”. Isaías 41:10 (Reina-Valera 1960)
Su plan perfecto se ha echado a andar en tu vida, por lo tanto no tengas miedo, porque Dios tiene todo controlado.
“He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho”. Génesis 28:15 (Reina-Valera 1960)
¿Aun tienes dudas? ¡Dios está contigo!
Fuente: Enrique Monterroza
¿De qué te quejas?
Religión y política. Esto es lo que representa los fariseos y Herodes. Pero no sólo eso simbolizan estas figuras, sino encarnan lo que el pueblo reprueba. Todo aquello de lo que se quejaban.
La mayoría de las personas se quejaban de los fariseos, era evidente su orgullo y su búsqueda de gloria; y sobre todo su hipocresía. Ellos decían preocuparse mucho por cumplir todas las leyes y tradiciones religiosas pero la realidad es que no era así, y no sólo eso sino que condenaban a los que no lo hacían.
No sólo de los religiosos había quejas, sino también de la manera de gobernar de Herodes. En los evangelios nos podemos encontrar con dos Herodes. EL primero es Herodes el Grande, este fue el que mandó matar a los niños menores de dos años. El segundo era Herodes Antipas, este es el que era acusado de adultero por Juan el Bautista. Por tal acusación, que por cierto era cierta, Juan fue degollado. El pueblo judío no estaba conforme con la manera de gobernar de este asesino y déspota.
Jesús dice tengan cuidado no hagan caso de sus enseñanzas.
El Maestro aprovecha la ocasión para una enseñanza, ya que sus alumnos habían olvidado traer pan, por eso usa la metáfora de la levadura. El evangelio de Mateo nos deja libres de cualquier duda y nos dice cuídense de la escuela de los religiosos y del gobierno. Es decir una escuela de quejas.
Religión y política, muchos se quejaban de esto. Hoy en día nos seguimos quejando de la gente que lleva una falsa religiosidad y de los gobiernos abusivos, son unos rateros, se creen santurrones pero son de lo pero, son unos déspotas, unos asesinos, los religiosos lucran con Dios, no ayudan a los pobres, se la pasan señalando nuestros errores… quejas, quejas y más quejas.
Guardaos de esta doctrina, dice el Maestro a sus discípulos. Pedro, Juan, de todo eso que se quejan, uds. no lo hagan. Santiago, Tomás, de todo eso que uds. ven que esta mal, guardaos, es decir no lo hagan.
¿Y tú de qué te quejas?
Enviado por Alejandro Cunillé Fuentes
¿En qué estado está tu corazón?
El Señor no mira lo que mira el hombre;pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero el Señor mira el corazón. 1 Samuel 16:7.
Un enfermo que pasó por una grave operación cardiaca contó: –Parecía estar bien de salud. Exteriormente todo iba bien, pero sin que lo supiera, estaba aquejado de una grave enfermedad, un aneurisma.
En lo concerniente a nuestra salud, nuestra apariencia puede engañarnos y hacernos peligrar. Esto también es cierto en la esfera espiritual y moral, pero tiene consecuencias mucho más graves. A los que nos rodean podemos parecerles una persona respetable, podemos gozar de buena reputación y tener una excelente opinión de nosotros mismos. Sin embargo Dios no nos juzga según nuestra propia opinión o la de la gente que nos conoce. Sondea nuestro corazón y lo declara incurable a causa del pecado. “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo el Señor, que escudriño la mente, que pruebo el corazón” (Jeremías 17:9-10).
¿No hay, pues, ninguna esperanza de cura para el gran mal del pecado? Demos gracias a Dios: el que nos declara incurables también nos dice: “Venid luego… si vuestros pecados fueren… rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana” (Isaías 1:18). Aceptemos el remedio prescrito por el divino médico: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo” (Hechos 16:31). Sólo Jesús salva al pecador mediante su obra cumplida en la cruz: “En ningún otro hay salvación” (Hechos 4:12). “El Señor encamine vuestros corazones al amor de Dios, y a la paciencia de Cristo” (2 Tesalonicenses 3:5).
Fuente: Reflexiones Cristianas
Suscribirse a:
Entradas (Atom)