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lunes, 2 de abril de 2012

DESCUIDANDO EL MINISTERIO

Hace unos días, mientras trabajaba, me dí cuenta de que mi jefe de trabajo se dormía en su escritorio mientras yo me encontraba en el depósito, dejando él, el negocio expuesto y desprotegido. Cabe destacar que este negocio es la entrada de mi jefe, es decir, a través de el son sus ingresos; este negocio es su sustento. Reconozco que es un trabajo fuerte, y que su parte es la peor, pues es él quien debe llevar todas las cuentas, hacer compras, y abrir y cerrar el negocio, en fin, toda la responsabilidad recae sobre él, por ende el cansancio es algo fuerte para él.

Cuando lo vi me puse a pensar en algún personaje de la biblia que se había descuidado de su ministerio. Al meditar, pensé en Saúl, el primer príncipe del pueblo de Israel. Este tipo que fue escogido por Dios mismo, y sacado de la "invisibilidad", ya que Saúl era un simple don nadie, proveniente de la familia más pequeña de la tribu de Benjamín.

Saul tuvo un gran comienzo como príncipe de Israel, pero luego de un tiempo y algunas batallas, Saul se fue descuidando de Dios. Por descuidarse de Dios, el reinado de Saúl fue efímero.

REFLEXIÓN:
Muchas veces nos descuidamos del ministerio, es decir, de aquello que Dios ha puesto en nuestras manos.

Yo me descuidé por mucho tiempo del ministerio que Dios puso en mi, y por ende me sentí muy débil espiritualmente, no veía las bendiciones, hasta dejé de sentir las inquietudes del espíritu, a parte no estaba siendo fiel al llamado de Dios.

-No dejes que tu ministerio "coja polvo", no te descuides de él, recuerda que es una RESPONSABILIDAD, y por tu ministerio recibes bendiciones.

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