E s una manera un poco brusca de llamarnos a la realidad, pero... ¡cuánta verdad hay en estas palabras!
En estos días estoy pensando mucho en este viejo refrán, y pienso cuántas veces en nuestra vida espiritual ansiamos y deseamos con todo nuestro corazón convertirnos en los corredores más veloces en la Carrera Espiritual, y con tristeza nos damos cuenta que lo deseamos pero en realidad todavía estamos "gateando". Nos damos cuenta de ello cuando nuestros sueños nos alcanzan y la realidad de nuestras fuerzas nos enfrentan a la imposibilidad de realizarlos.
Tal vez en esos momentos nuestras emociones nos traicionan y hasta podemos llegar a pensar que Dios no nos ama, o la frustración nos invade haciéndonos sentir inútiles y débiles, creyendo que en realidad quisimos subir por las nubes como las águilas y nuestro vuelo era el de un gorrión. Muchas veces vemos desmoronarse muchos de nuestros proyectos y como se disipan como la bruma muchos de nuestros anhelos. Tal vez ése sea el momento indicado para deteneros y examinar dónde estamos parados.
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