Y luego el Espíritu le impulsó al desierto. Y estuvo allí en
el desierto cuarenta días, y era tentado por Satanás, y estaba con las fieras;
y los ángeles le servían.
Marcos 1:12-13
Confiemos - “Y luego el Espíritu le impulsó al desierto.”
Los que somos Hijos de Dios, somos impulsados por su
Espíritu. Somos como una barca sin remos en alta mar, impulsados únicamente por
el viento. Nuestro destino es seguro, nada podemos hacer para cambiar el rumbo,
Jesús murió por nosotros. “Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a
mí viene, no le echo fuera” “Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió:
Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día
postrero” Gracias a Dios por esta bendición, no existe nada que pueda hacer
para salirme del camino.
La prueba – “Y estuvo allí en el desierto cuarenta días,”
No nos engañemos, el camino no será fácil. Tendremos
periodos de pruebas. Nos sentiremos solos, aunque no sea así. Sentiremos estar
en un desierto sin agua abandonados, sin nadie alrededor para que nos ayude. No
será fácil y será cansado. Pero debemos seguir tenemos nuestro destino
asegurado porque Jesús dice: “Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada,
sino que lo resucite en el día postrero”
La tentación - “, y era tentado por Satanás, y estaba con
las fieras”
Nuestra barca será impulsada a diferentes tentaciones,
nosotros no tenemos el control pues es el viento (Espíritu) el que nos impulsa.
Así que la tentación no es en sí mala. Al contrario es una muestra de que
realmente somos hijos de Dios y vamos por el buen camino. Cuando no éramos
guiados por el viento y teníamos control de nuestro viaje, no existía tal
tentación hacíamos lo que queríamos. Pero ahora somos impulsados al desierto no
porque lo deseemos; ¿por qué quién quiere ser tentado? Pero si vamos contentos
porque pronto veremos como ese viento que nos impulso al desierto, nos
impulsará muy lejos, con mucha más fortaleza y confianza. Porque “fiel es Dios,
que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará
también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.”
Acercándonos más y más a nuestro destino.
No estas sólo – “y los ángeles le servían”
“Y oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová, que abras sus
ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró; y he aquí
que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor
de Eliseo.”
Somos más ciegos de lo que creemos. Algunos dicen que pueden
ver. Yo digo gracias Señor por estar ciego, porque de esta manera me dejo guiar
por tu Espíritu. Porque es verdad, el que tiene vista no necesita ser guiado.
Pero nosotros los ciegos necesitamos de tu guía. Necesitamos de tu impulso.
No existe, nada en este mundo que se oponga contra la
voluntad de Dios. No hay sabiduría, no inteligencia, ni nada que puede ir en
contra del plan de Dios. Cuando Dios quiera simplemente se hará, nadie se
opondrá porque el es Todopoderoso. “Y
luego el Espíritu le impulsó al desierto.”
Le pediré a Dios que sean impulsados por Él. Que los guié al
destino de la salvación.
Dios te bendiga, quedo a sus órdenes.
Alejandro Cunillé Fuentes
choco_2001@hotmail.com
https://www.facebook.com/alejandro.cunille
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