Blogger news

domingo, 1 de septiembre de 2013

El llamado (Prédica Completa, en Audio) - Yiye Avila

miércoles, 26 de junio de 2013

Reflexiones Cristianas - Un amor para toda la vida


Frank y Anita Milford dicen que el secreto de su amor eterno es “dar y recibir”.

Se conocieron en mayo de 1926 y el 26 de mayo de 1928 contrajeron matrimonio.

Vivieron momentos buenos y otros amargos como cuando salvaron milagrosamente de dos bombardeos alemanes durante la segunda Guerra mundial, uno de los cuales derribó su amado hogar.

Tuvieron dos hijos, seis nietos y siete bisnietos en estos 81 años de matrimonio…
“Yo no se donde se han ido los años, pero realmente han sido maravillosos”, señaló Frank, que hoy tiene 101 años de vida.

Al ser entrevistados por la BBC que el secreto de su amor eterno es “dar y recibir”. Una pequeña discusión diaria…aportó Ana, pero resolviéndola antes de ir a dormir compartiendo carios. Es nuestra regla dorada.

El experimentado matrimonio siguió aportando:… “Las parejas de hoy en día no duran mucho, porque a menudo no tienen el suficiente tiempo para el otro”.

Frank, aportó con toda sabiduría que reflejan sus plateadas canas: “Para ganarte un corazón dulce necesitas una dosis de la vieja caballerosidad”…
Vaya..eso si que es un gran consejo!!

Hoy, cuando el divorcio es pan de cada día…cuando los niños miran alejarse de casa a sus padres para no verlos regresar… cuando el valor de hacer pactos de fidelidad ante Dios se ha perdido tan tristemente… Es un bálsamo de esperanza conocer matrimonios como el de Frank y Ana.

Esto nos lleva a volver los ojos a las Sagradas escrituras y recordar que tenemos maravillosas directrices para ser el “mejor esposo” y la mejor “esposa” .

1era de Pedro deja ver maravillosos consejos y advertencias para los varones:

3:7 Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo.
3:8 Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables;
3:9 no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición.

Es así hay que tratarlas como a Vasos mas Frágiles…por lo tanto la rudeza aquí no cuenta.
Por otra parte, se nos deja ver que las mujeres son la influencia en el hogar, por lo tanto el éxito familiar dependerá mayormente de lo sabias que sean!.

Proverbios 14:1 La mujer sabia edifica su casa; Mas la necia con sus manos la derriba.

Que en este tiempo, podamos determinar demostrar a la sociedad que con Cristo y su Palabra, podemos lograr tener UN Amor para toda la vida…

Reflexiones Cristianas - Paz en la tormenta


Cuentan que un día un campesino le pidió a Dios le permitiera mandar sobre la Naturaleza para que -según él – le rindieran mejor sus cosechas.

¡Y Dios se lo concedió!

Entonces cuando el campesino quería lluvia ligera, así sucedía; cuando pedía sol, éste brillaba en su esplendor; si necesitaba más agua, llovía más regularmente; etc.

Pero cuando llegó el tiempo de la cosecha, su sorpresa y estupor fueron grandes porque resultó un total fracaso. Desconcertado y medio molesto le preguntó a Dios por qué salió así la cosa, si él había puesto los climas que creyó convenientes.

Pero Dios le contestó – “Tú pediste lo que quisiste, más no lo que de verdad convenía. Nunca pediste tormentas, y éstas son muy necesarias para limpiar la siembra, ahuyentar aves y animales que la consuman, y purificarla de plagas que la destruyan…”-

Así nos pasa: queremos que nuestra vida sea puro amor y dulzura, nada de problemas.

El optimista no es aquel que no ve las dificultades, sino aquel que no se asusta ante ellas, no se echa para atrás. Por eso podemos afirmar que las dificultades son ventajas, las dificultades maduran a las personas,las hacen crecer.

Por eso hace falta una verdadera tormenta en la vida de una persona, para hacerla comprender cuánto se ha preocupado por tonterías, por chubascos pasajeros.

LO IMPORTANTE NO ES HUIR DE LAS TORMENTAS, SINO TENER FE Y CONFIANZA EN QUE PRONTO PASARÁN Y NOS DEJARÁN ALGO BUENO EN NUESTRAS VIDAS.

Habacuc 3:17-19
Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos; aunque mienta la obra de la oliva, y los labrados no me den ni para mantenerme. Aunque las ovejas sean quitadas de la majada y no haya vacas en los corrales; con todo eso yo me alegraré en el Señor y me gozaré en el Dios de mi salvación. El Señor es mi fortaleza… y me hará andar sobre alturas.

Nahúm 1:7
Bueno es Dios para fortaleza en el día de la angustia; y conoce á los que en él confían.

Salmos 9:9
Y será Dios refugio al pobre, Refugio para el tiempo de angustia.

Encomienda a Jehová tu camino, y confía en Él


"Encomienda a Jehová tu camino, confía en El, y El hará"( Salmo 37:5 )

Encomienda a Dios tu camino
Esto significa que le entregues tu vida tal como esta, no importa la condición, ya sea que este extraviada, confundida, destrozada o hundida en un abismo de problemas.

Dios nada mas te pide que se lo encomiendes plenamente y que El se encargara de guiarte y de proveer lo que necesitas.

Que confíes en El

Luego de encomendar a Dios tu camino, te pide que confíes y esperes en El, no en nadie mas.

Una vez que has confiado en Dios, El comenzara a trabajar en tu caso inmediatamente, un plan maravilloso comenzara a ejecutarse a tu favor, Dios hará grandes movimientos para corregir tu falla, restaurara lo dañado y comenzaras a ver los frutos de tu fe.

Aprende a esperar, no es fácil, pero aguanta, que pronto, Dios te llevara a una etapa de gran bendición y progreso en todos los aspectos de tu vida.

El hará
Dios, en forma directa hará el milagro para ti, si tu observas todo lo que Dios ha hecho, tales como los cielos, el universo, el mar, las plantas, las aves, y toda la creación junta, entonces podrás comprobar, que Dios todo lo hace bien hecho, y también le da sostenimiento.

El mismo Dios que creo todas las cosas, El mismo hará muchas cosas preciosas a tu favor.

martes, 25 de junio de 2013

Aprendiendo a comprender a los demás

La enfermera acompañó a un joven cansado y ansioso hasta la cama de un hombre mayor. Su hijo está aquí, le susurró al paciente. Tuvo que repetir esas palabras varias veces antes que los ojos del paciente se abrieran. Estaba bajo los efectos de un fuerte sedante debido al dolor por su ataque al corazón, y veía confusamente al joven parado en el exterior de su carpa de oxígeno.

Extendió su mano y el joven la tomó firmemente con las suyas, transmitiéndole un mensaje de aliento. La enfermera trajo una silla al lado de la cama. Toda la noche el joven estuvo sentado sosteniendo la mano del anciano y dándole suaves palabras de esperanza. El moribundo no decía nada mientras se sostenía firmemente de su hijo.

Al acercarse la madrugada, el paciente murió. El joven puso sobre la cama la mano sin vida que había estado sosteniendo y fue a notificar a la enfermera. El joven esperó, mientras la enfermera hacía lo necesario. Cuando concluyó su tarea, la enfermera comenzó a prodigar palabras de consuelo al joven. Pero él la interrumpió.

-¿Quién era ese hombre?, le preguntó.

-Yo creí que era su padre, contestó la sorprendida enfermera.

-No, no era mi padre, contestó él, nunca antes lo había visto.

-¿Por qué, entonces, no me dijo nada usted cuando lo llevé hasta él?, le preguntó la enfermera.

-Él replicó, Yo también sabía que él necesitaba a su hijo, y su hijo no estaba aquí. Cuando me di cuenta que estaba demasiado enfermo como para distinguir si yo era o no su hijo, comprendí cuánto me necesitaba.

Colosenses 3:12 -15

12. Por tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, vestíos de profunda compasión, de benignidad, de humildad, de mansedumbre y de paciencia,

13. soportándoos los unos a los otros y perdonándoos los unos a los otros, cuando alguien tenga queja del otro. De la manera que el Señor os perdonó, así también hacedlo vosotros.

14. Pero sobre todas estas cosas, vestíos de amor, que es el vínculo perfecto.

15. Y la paz de Cristo gobierne en vuestros corazones, pues a ella fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos.

La alegría de ayudar a los demás

Hace mucho tiempo, una niña de una familia adinerada se preparaba para ir a la cama. Cuando estaba orando oyó un sollozo a través de su ventana. Un poco asustada, se asomó por su ventana. Otra niña, quien parecía de su misma edad y desposeída estaba parada en el callejón junto a la casa de la niña rica.

Su corazón se identificó con la niña desposeída, ya queestaban en lo más frío del invierno, y la niña no tenía frazada, tan sólo viejos periódicos que alguien había tirado. A la niña rica se le ocurrió una brillante idea. Llamó a la otra niña y le dijo: “Hey, tú, por favor acércate a mi puerta”. La niña desposeída estaba tan asombrada que solo pudo asentir.

Tan rápido como se lo permitieron sus piernas, la niñita bajó las escaleras hasta el closet de su madre y tomó una vieja frazada y una gastada almohada. Tuvo que caminar lentamente a la puerta del frente para no tropezar con la frazada que colgaba, pero finalmente lo logró.

Dejando caer ambos artículos, abrió la puerta. Parada allí estaba la niña desposeída, visiblemente atemorizada. La niña rica sonrió cálidamente y le entregó ambos artículos a la otra niña. Su sonrisa se ensanchó al observar la genuina sorpresa y felicidad en el rostro de la otra niña. Ella se fue a la cama increíblemente satisfecha.

A media mañana del día siguiente alguien tocó a la puerta. La niña rica voló a la puerta esperando ver a la otra niña allí. Abrió la gran puerta y miró fuera. Era la otra niñita. Su rostro se veía feliz y sonrió. “Supongo que no querrás estos de vuelta”.

La niña rica abrió su boca para decir que podía quedárselos cuando se le ocurrió otra idea. “No, sí los quiero de vuelta”. El rostro de la niña desposeída se entristeció. Esta obviamente no era la respuesta que había anticipado. A desgano, dejó los gastados artículos en el umbral y se volteó para irse cuando la niña rica le gritó: “¡Espera! Quédate allí”.

Se volteó a tiempo para ver a la niña rica corriendo escaleras arriba y por un largo corredor. Decidiendo que sin importar lo que la niña rica hiciese, no valía la pena esperar, se volteó y se alejó. Al dar el primer paso, sintió que alguien le tocó el hombro. Al voltearse vio a la niña rica, tirándole una nueva frazada y almohada. “Ten éstas”, dijo suavemente. Estas eran las suyas, hechas de seda y plumas.

Al crecer las dos, no se vieron mucho, pero nunca estuvieron muy lejos la una de la otra en sus mentes. Un día, la niña rica que ahora era una mujer rica, recibió una llamada telefónica de alguien. Un abogado que decía que necesitaba verla en su oficina.

Cuando llegó a la oficina, le dijo lo que había pasado. Hace cuarenta años, cuando ella tenía nueve años, había ayudado a una niña necesitada que creció para convertirse en una mujer de clase media con esposo y dos hijos. Ella había muerto recientemente y le había dejado algo en su testamento. “Aunque”, dijo el abogado, “es la cosa más peculiar. Le dejó una almohada y una frazada”.

Las cosas pequeñas e insignificantes pueden ser de mucho valor para otras personas. La actitud hacia los demás puede llenar de alegría a las personas que nos rodean, palabras amables, una sonrisa, un abarzo, dar una limosna, ser amables y serviciales, es el amor que se refleja en nuestra actitud hacia los demás.

“En verdad os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos hermanos míos, aun a los más pequeños, a mí lo hicisteis.” Mateo 25:40

Perdonando como Dios

Maskepetoon fue caudillo de una tribu numerosa de indios de Norte América. Tenía un hijo a quien quería mucho, y le había instruido desde chico en toda la sabiduría de los pieles rojas. Ahora era un joven alto, fuerte y capacitado para realizar cualquier misión que le fuera encomendada.

Por lo tanto, cuando hubo que viajar a un valle distante para traer los caballos, Maskepetoon mandó a su hijo.

Era un camino solitario y peligroso, entre montañas altas y por sendas escarpadas, pero el joven estaba acostumbrado a esa vida, pues había recorrido los cerros cazando con los guerreros jóvenes. Cuando llegó al valle donde siempre pastaban los animales, no los pudo encontrar.

Por las huellas que quedaban, se dio cuenta que otros indios habían pasado por allí. Seguramente los habían robado. Antes que pudiera volverse al campamento a buscar ayuda, el caudillo de la tribu ladrona salió sorpresivamente y mató al joven.

Maskepetoon esperó por muchos días la llegada de su hijo, y por fin recibió las noticias de que había muerto, cayendo por un precipicio en uno de los pasos montañosos. Por un tiempo el padre, sabiendo el peligro de los feroces vientos y tempestades en ese sector, creía que era verdad.

Cierta noche llegaron unos indios errantes, que pasaban de una tribu a otra, y alrededor de la fogata, uno dijo: “Su hijo no se cayó. El caudillo de los Piesnegros lo mató. Ellos robaron los caballos.”

Maskepetoon, enfureciéndose, juró que se vengaría del asesino y de toda la tribu de él. ¡Cuánto ansiaba el día cuando podría cumplir sus deseos y matarlo!

Pero antes que pudiera realizar esto, llegó un misionero al campamento. Les contó la historia del amor del gran Dios de los cielos, y como él mandó a su Hijo a morir por sus enemigos, por nosotros, por nuestros pecados .. . por los pecados de los indios. La palabra de Dios entró en los corazones de los que escuchaban, y dentro de poco tiempo, el caudillo y muchos de su tribu creyeron en el Señor Jesús y fueron salvos.

Un día, cuando Maskepetoon iba a caballo encabezando un grupo de sus guerreros, un mensajero se acercó rápidamente para avisarle que el caudillo de la tribu enemiga, acompañado por sus guerreros, venía hacia ellos.

Los ojos del jefe brillaron. No se inmutó, pero sus mandíbulas se apretaron y agarrando su hacha de guerra, siguió adelante. Al poco rato las dos tribus enemigas se encontraron y se detuvieron.

Maskepetoon desmontó de su caballo y con su hacha en la mano, se adelantó hacia su enemigo. Nadie se movió ni habló mientras él lo contemplaba fijamente. Sólo se escuchaba el roce de las patas de los inquietos caballos.

Después de unos minutos, la voz fuerte del caudillo rompió el silencio. “Tú eres el asesino de mi hijo, el hijo mío valiente y fuerte. Yo le mandé a buscar los caballos, los que tú habías robado. Lo mataste sin misericordia. Yo juré vengarme de ti. Por muchos días he esperado este encuentro contigo, para enterrar esta hacha en tu cráneo, para hacerte sufrir lo que mereces por haber muerto a mi hijo.”

Pero no levantó el hacha, y el enemigo no se movió. Entonces, emocionado y con lágrimas en sus ojos, le dijo al asesino: “Yo te perdono.” Le contó cómo el misionero le había leído del libro del gran Dios acerca de su hijo, Jesús, quien había dicho, “Padre, perdónalos,” mientras sufría en la cruz.

“Yo me doy cuenta,” dijo él, “que como Dios me ha perdonado a mí los pecados, yo también debo perdonarte a ti la muerte de mi hijo.” Luego cada uno se fue por su camino.

Maskepeton renunció a sus costumbres antiguas de crueldad y guerra, y dedicó su vida a servir al Señor Jesús. De todo corazón perdonó a sus enemigos, y sin hacha ni arma, él iba con la palabra de Dios predicándoles del amor del Salvador. Algunos creyeron el mensaje y fueron transformados en nuevas criaturas, pero otros le aborrecieron y lo rechazaron.

Miqueas 7: 18, 19 “¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia. El volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados”Perdonar es olvidar

Razones para perdonar

¡Cuando siento que me han tratado injustamente, puedo idear cien razones para no perdonar! “Tiene que aprender una lección”. “Dejaré que sufra por un rato; le hará bien”. “No me corresponde a mí dar el primer paso”… Cuando finalmente me ablando hasta el punto de conceder el perdón, parece que hubiera dado un salto de la lógica dura, a la sensiblería.

Un factor que me motiva a perdonar es que, como cristiano, se me ordena hacerlo, ya que soy el hijo de un Padre que perdona. Jesús dijo:”Perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas” Marcos 11:25.

Pero más allá de eso, puedo identificar tres razones:

Primero
, el perdón detiene el ciclo de la culpa y el dolor, rompiendo la cadena de la falta de gracia. Sin perdonar, permanecemos atados a las personas que no hemos perdonado, como en un círculo vicioso.

Segundo, el perdón aminora el dominio de la culpabilidad en el que cometió la falta. Permite la posibilidad de transformación en la parte culpable, aun cuando todavía se requiere un castigo justo.

Tercero, el perdón crea una conexión extraordinaria, colocando al perdonador del mismo lado que la parte que hizo el mal. No somos tan diferentes del malhechor como nos gustaría pensar, por cuanto también nosotros debemos pedirle a nuestro Padre celestial, “… perdónanos nuestras deudas” Mateo 6:12.

Quien no puede perdonar a los demás quema el puente sobre el cual el mismo deberá pasar. Herbert

"Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores" Mateo 6:12