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miércoles, 12 de junio de 2013

La zarza

 
No era jazmines ni orquídeas, tampoco una perfumada rosa, no era un almendro en flor, tampoco un olivo lleno de frutos, ni siquiera alguna planta aromática como el tomillo o romero.
Allí estaba en medio del desierto, había crecido desprotegida, los fuertes calores la abrazaban, el viento la sacudía con fuerza, los crudos inviernos la cubrían con un manto de nieve, si ella pudiera hablar nos diría así: ¡Que aislada estoy de la sociedad! no crecí en el palacio del rey para que me cuidaran, nunca he pasado por las manos de un experto jardinero para que me hermosee. Dicen de mi que cuando comienzo a crecer y mis brazos se extienden hacia varios lados, soy una plaga, hago daño, mas de una vez quisieran eliminarme, cuando veo venir a los pastores con su rebaño comienzan a gritarles para que no se acerquen porque dicen que les puedo lastimar.
Ni un pajarito me hace compañía, sobre mi no pueden hacer sus nidos, por eso ni se acercan, tengo unas pequeñas flores y luego doy un fruto que cuando lo quieren tomar lo hacen con mucho cuidado y no dejan de exclamar que los lastime con mis punzantes espinas. Yo soy la zarza!!!!! Que desafortunada soy, nadie me tiene en cuenta!!!!Por este desierto nunca nadie aparece! que sola estoy!
Pasó el tiempo y allí seguía la zarza en medio de la nada.
Sucedió un día que un pastor de ovejas llevaba el rebaño a través del desierto, llego hasta una montaña cuando ve a lo lejos una llama de fuego, la curiosidad lo llevo a ver que pasaba, grande fue su asombro cuando ve una zarza prendida , ardía, ardía y no se consumía. Pero como allí en la soledad estaba ardiendo????
Siguió acercándose, cuando oye la voz de Dios que sale de adentro de la zarza y le dice: El lugar en donde estas es santo, quítate el calzado, te voy a dar instrucciones de lo que vas a hacer de acá en más, he oído el clamor de mi pueblo y te enviare para que seas su libertador!! Y la zarza seguía ardiendo!
Que cambio, de haber sido un arbusto insignificante paso a hacer un instrumento de valor. Fue usada para que la gloria de Dios se manifieste en ese lugar.
Han pasado cientos de años de este acontecimiento sin embargo todavía se habla de la zarza ardiente.
Nunca te sientas de poco valor, no digas que eres poca cosa, no te lamentes por tu condición. Deja que Dios fluya a través de ti y serás una zarza ardiente!!!!

Enviado por Mary Romero


LENNY SALCEDO TESTIMONIO

martes, 11 de junio de 2013

La oración


Cuando oramos, hablamos con Dios. La exhortación a perseverar en la oración significa, pues, vivir en constante relación con nuestro Señor en el cielo. De esa manera también expresamos nuestra dependencia de él. Cuando perseveramos en oración es como si dijéramos: No podemos ni queremos vivir sin ti.
Como en todo, el Señor Jesús es un perfecto ejemplo en cuanto a la actitud que debemos tomar en la oración. Por ejemplo, lo vemos cuando estuvo en Getsemaní oco antes de sufrir los malos tratos y la crucufixión.
- Tenía un lugar adonde solía ir para orar: “Se fue, como solía, al monte de los Olivos”.
- Oraba solo: “Se apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra”.
- Manifestaba su dependencia al ponerse “de rodillas”.
- Oraba en alta voz: “Oró, diciendo”.
- Se dirigía a Dios, su Padre: “Padre, si quieres, pasa de mí esta copa”.
- Conocía la voluntad de Dios, y deseaba cumplirla: “No se haga mi voluntad, sino la tuya”.
- Oraba con insistencia, sin desfallecer: “Estando en agonía, oraba más intensamente”.
¡Qué lección nos da el Maestro! Una oración que complace a Dios siempre está asociada al agradecimiento. Al formular nuestras peticiones, ya podemos acompañarlas de nuestro agradecimiento, porque sabemos que el Señor nos oirá y responderá; según le parezca bien para nosotros.
www.poderypaz.com

Las respuestas de Dios son PERFECTAS


“Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo”. 2 Corintios 12: 7-9
Hoy meditaba sobre el hecho de que a veces Dios no quiere contestar de la forma que nosotros quisiéramos que lo hiciera.
Y es que pareciera que a veces quisiéramos que cada petición que pusiéramos delante del Señor, fuera contestada con un SI indiscutible, pero: ¿Qué pasa cuando Dios no quiere hacerlo?
Hay una cosa que tenemos que tener bien claro, y es el hecho de que para Dios no hay nada imposible, pero hay cosas que Dios las pudiera hacer, pero no las hace porque sabe que de esa manera mantendremos la sintonía con El y los pies sobre la tierra.
El Apóstol Pablo nos podría dar cátedra sobre esto, y es que a él le fue dado un aguijón en su carne que lo abofeteaba para que no se enalteciera en gran manera (como lo leímos al inicio) y a pesar que el mismo Pablo había orado y rogado al Señor para que se lo quitase, Dios no lo hacía.
A veces pensamos que nosotros tenemos como un pase VIP delante de Dios, que tendría que obligarlo a Él a respondernos en cada petición que hagamos, porque si no lo hace, entonces ya no le serviremos igual, ya no lo buscaremos igual. Como que si Dios estuviera obligado a responder siempre como nosotros quisiéramos.
A veces tenemos que aprender a aceptar el NO de Dios, y es que a pesar que no entendamos muchas veces ese NO debemos de estar seguros que era lo más recomendable para nuestra vida y salud espiritual. Dios que te conoce mejor que tú mismo, sabe qué hacer y qué no hacer en tu vida, porque conoce las intenciones de tu corazón, porque sabe tu futuro y todo lo que vendrá si a veces contestara con un SI a todo lo que le pides.
Y es que estas son palabras mayores, a ninguno de nosotros nos gusta que Dios nos diga NO cuando estamos pidiendo algo, pues el mismo hecho de pedir lleva la intención de recibir lo que estamos solicitando, pero hay momento en nuestra vida que Dios no querrá hacer aquello que nosotros le estamos pidiendo, y ¿Por eso dejara de ser Dios?, de ninguna manera, ¿Sera que no tiene el poder para hacerlo?, ni pensarlo, para El no hay nada imposible, es simple y sencillamente que NO QUIERE HACERLO porque El quiere enseñarte algo mas valioso que esa respuesta y es SU GRACIA.
Cuando el Apóstol Pablo solicitaba que le fuera quitado ese aguijón, Dios mismo le contestaba: “Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad”. Y es que si realmente nosotros recibiéramos lo que merecemos, creo que no fuéramos dignos ni siquiera de solicitar el favor de Dios, pues por naturaleza somos pecadores y somos orientados al mal. Más por su Gracia hoy somos lo que somos.
No le reclames a Dios del porque no te contesta esa petición que según tu tiene que ser contestada, en lugar de reclamar y enojarte disfruta de la GRACIA que Dios ha derramado sobre tu vida.
Dios actúa de una forma correcta y perfecta, El conoce cada uno de tus anhelos y sabe que darte y que no darte, El conoce tu pasado, tu presente y tu futuro, a El nada se le escapa y aunque desde tu punto de vista humano las cosas tendrían que ser como tú crees, desde el punto de vista Sobrenatural de Dios todo puede pintar distinto, porque El sabe lo mejor para nosotros.
Agradezcamos a Dios en TODO, deleitémonos en El y sobre todo CONFIEMOS plenamente que sus respuestas sean un SI o un NO siempre son PERFECTAS, gocémonos en su GRACIA incomparable y tengamos la convicción y certeza que su PODER se perfeccionara en nuestra vida.
¡Las Respuestas de Dios son Perfectas!

Justificados por la fe en Jesucristo, tenemos paz

Tommy Moya- Justificaciòn por la fe 2a parte

lunes, 10 de junio de 2013

PREDICA Stanislao Marino - La Gota Fria - Sermon (La Venida De Cristo)

Perdónate a tí mismo


Una señorita emigró a los Estados Unidos. En su Cuba natal había sido una católica muy devota, y acostumbraba confesar sus pecados al sacerdote. En su nuevo hogar; afrontó el problema de que no podía confesar sus pecados en inglés. El problema pronto se convirtió en una crisis. Un día supo que había un sacerdote que hablaba los dos idiomas y, después de dar con él, lo convirtióen su confesor.
Pero un día se encontró con la noticia de que su confesor había sido transferido a otra parroquia y el problema se presentó de nuevo. No tenía a quién confesarle sus pecados. La crisis la llevó a la necesidad de confesar sus pecados en inglés, idioma que todavía no dominaba. Nuestra heroína pidió a una amiga bilingüe que tuviera la bondad de ayudarla a traducir sus pecados para poder confesarse.
Ella practicó una y otra vez la frase -Perdóneme, padre; he pecado-, y finalmente llegó al confesionario. Después de pronunciar la frase -Perdóneme, padre; he pecado-, sacó su lista donde tenía sus pecados traducidos al inglés. Pero descubrió que el confesionario estaba muy oscuro y que no podía leer la lista. Intentó una y otra vez leer la lista, pero no pudo hacerlo, y al fin se dio por vencida. Salió del confesionario llorando. Un sacristán que la vio llorando la escuchó decir en un susurro: -No puedo ver mis pecados-.
Aquella fue una declaración muy profunda. Y tú, ¿puedes ver tus pecados? Es decir, ¿no puedes verlos porque los reconoces y los confiesas? ¿No puedes verlos porque Dios ya los ha echado a lo profundo del mar y ahora están tan lejos de ti como lo está el oriente del occidente-, como dice el salmista? ¿0 no puedes verlos porque no los reconoces ni aceptas tu culpabilidad ante Dios?
Nuestro tema de hoy nos asegura que si confesamos, recibiremos el perdón. Es una de las afirmaciones más claras de la Biblia: -Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.
¡Qué maravillosa seguridad! Deberíamos aceptar eso con todo nuestro corazón. Lamentablemente, muchas veces seguimos sintiéndonos culpables de los pecados que hace tiempo confesamos. Creemos que Dios nos perdona, pero nosotros no nos perdonamos a nosotros mismos. Es como si creyésemos que es nuestra obligación sufrir, pagar algo, hacer expiación. A veces confundimos los problemas que vienen como resultado del pecado con algún tipo de castigo por el pecado, y, si sufrimos ese “castigo”, nos sentimos “perdonados”. Dejemos toda duda y aceptemos hoy el perdón divino.
Fuente: reflexiones-cristianas.org