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martes, 11 de junio de 2013

Las respuestas de Dios son PERFECTAS


“Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo”. 2 Corintios 12: 7-9
Hoy meditaba sobre el hecho de que a veces Dios no quiere contestar de la forma que nosotros quisiéramos que lo hiciera.
Y es que pareciera que a veces quisiéramos que cada petición que pusiéramos delante del Señor, fuera contestada con un SI indiscutible, pero: ¿Qué pasa cuando Dios no quiere hacerlo?
Hay una cosa que tenemos que tener bien claro, y es el hecho de que para Dios no hay nada imposible, pero hay cosas que Dios las pudiera hacer, pero no las hace porque sabe que de esa manera mantendremos la sintonía con El y los pies sobre la tierra.
El Apóstol Pablo nos podría dar cátedra sobre esto, y es que a él le fue dado un aguijón en su carne que lo abofeteaba para que no se enalteciera en gran manera (como lo leímos al inicio) y a pesar que el mismo Pablo había orado y rogado al Señor para que se lo quitase, Dios no lo hacía.
A veces pensamos que nosotros tenemos como un pase VIP delante de Dios, que tendría que obligarlo a Él a respondernos en cada petición que hagamos, porque si no lo hace, entonces ya no le serviremos igual, ya no lo buscaremos igual. Como que si Dios estuviera obligado a responder siempre como nosotros quisiéramos.
A veces tenemos que aprender a aceptar el NO de Dios, y es que a pesar que no entendamos muchas veces ese NO debemos de estar seguros que era lo más recomendable para nuestra vida y salud espiritual. Dios que te conoce mejor que tú mismo, sabe qué hacer y qué no hacer en tu vida, porque conoce las intenciones de tu corazón, porque sabe tu futuro y todo lo que vendrá si a veces contestara con un SI a todo lo que le pides.
Y es que estas son palabras mayores, a ninguno de nosotros nos gusta que Dios nos diga NO cuando estamos pidiendo algo, pues el mismo hecho de pedir lleva la intención de recibir lo que estamos solicitando, pero hay momento en nuestra vida que Dios no querrá hacer aquello que nosotros le estamos pidiendo, y ¿Por eso dejara de ser Dios?, de ninguna manera, ¿Sera que no tiene el poder para hacerlo?, ni pensarlo, para El no hay nada imposible, es simple y sencillamente que NO QUIERE HACERLO porque El quiere enseñarte algo mas valioso que esa respuesta y es SU GRACIA.
Cuando el Apóstol Pablo solicitaba que le fuera quitado ese aguijón, Dios mismo le contestaba: “Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad”. Y es que si realmente nosotros recibiéramos lo que merecemos, creo que no fuéramos dignos ni siquiera de solicitar el favor de Dios, pues por naturaleza somos pecadores y somos orientados al mal. Más por su Gracia hoy somos lo que somos.
No le reclames a Dios del porque no te contesta esa petición que según tu tiene que ser contestada, en lugar de reclamar y enojarte disfruta de la GRACIA que Dios ha derramado sobre tu vida.
Dios actúa de una forma correcta y perfecta, El conoce cada uno de tus anhelos y sabe que darte y que no darte, El conoce tu pasado, tu presente y tu futuro, a El nada se le escapa y aunque desde tu punto de vista humano las cosas tendrían que ser como tú crees, desde el punto de vista Sobrenatural de Dios todo puede pintar distinto, porque El sabe lo mejor para nosotros.
Agradezcamos a Dios en TODO, deleitémonos en El y sobre todo CONFIEMOS plenamente que sus respuestas sean un SI o un NO siempre son PERFECTAS, gocémonos en su GRACIA incomparable y tengamos la convicción y certeza que su PODER se perfeccionara en nuestra vida.
¡Las Respuestas de Dios son Perfectas!

Justificados por la fe en Jesucristo, tenemos paz

Tommy Moya- Justificaciòn por la fe 2a parte

lunes, 10 de junio de 2013

PREDICA Stanislao Marino - La Gota Fria - Sermon (La Venida De Cristo)

Perdónate a tí mismo


Una señorita emigró a los Estados Unidos. En su Cuba natal había sido una católica muy devota, y acostumbraba confesar sus pecados al sacerdote. En su nuevo hogar; afrontó el problema de que no podía confesar sus pecados en inglés. El problema pronto se convirtió en una crisis. Un día supo que había un sacerdote que hablaba los dos idiomas y, después de dar con él, lo convirtióen su confesor.
Pero un día se encontró con la noticia de que su confesor había sido transferido a otra parroquia y el problema se presentó de nuevo. No tenía a quién confesarle sus pecados. La crisis la llevó a la necesidad de confesar sus pecados en inglés, idioma que todavía no dominaba. Nuestra heroína pidió a una amiga bilingüe que tuviera la bondad de ayudarla a traducir sus pecados para poder confesarse.
Ella practicó una y otra vez la frase -Perdóneme, padre; he pecado-, y finalmente llegó al confesionario. Después de pronunciar la frase -Perdóneme, padre; he pecado-, sacó su lista donde tenía sus pecados traducidos al inglés. Pero descubrió que el confesionario estaba muy oscuro y que no podía leer la lista. Intentó una y otra vez leer la lista, pero no pudo hacerlo, y al fin se dio por vencida. Salió del confesionario llorando. Un sacristán que la vio llorando la escuchó decir en un susurro: -No puedo ver mis pecados-.
Aquella fue una declaración muy profunda. Y tú, ¿puedes ver tus pecados? Es decir, ¿no puedes verlos porque los reconoces y los confiesas? ¿No puedes verlos porque Dios ya los ha echado a lo profundo del mar y ahora están tan lejos de ti como lo está el oriente del occidente-, como dice el salmista? ¿0 no puedes verlos porque no los reconoces ni aceptas tu culpabilidad ante Dios?
Nuestro tema de hoy nos asegura que si confesamos, recibiremos el perdón. Es una de las afirmaciones más claras de la Biblia: -Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.
¡Qué maravillosa seguridad! Deberíamos aceptar eso con todo nuestro corazón. Lamentablemente, muchas veces seguimos sintiéndonos culpables de los pecados que hace tiempo confesamos. Creemos que Dios nos perdona, pero nosotros no nos perdonamos a nosotros mismos. Es como si creyésemos que es nuestra obligación sufrir, pagar algo, hacer expiación. A veces confundimos los problemas que vienen como resultado del pecado con algún tipo de castigo por el pecado, y, si sufrimos ese “castigo”, nos sentimos “perdonados”. Dejemos toda duda y aceptemos hoy el perdón divino.
Fuente: reflexiones-cristianas.org

Perdónalos, porque no saben lo que hacen

Era un episodio casi increíble, el Hijo de Dios yacía clavado en un madero a la vista de muchos, humillado, azotado y en sus últimos minutos de vida. Es increíble que al hombre que habían recibido con palmas y cantos, ahora estuviera muriendo como el peor de los malhechores.
Si, ese era Jesús el Hijo de Dios, tomando el lugar que te correspondía, ese lugar que no tenia nada que ver con su forma de vida, ese lugar que denotaba la baje a la que habíamos llegado al matar a un hombre sin mancha ni pecado.
Quizá tu o yo hubiéramos hecho lo mismo, quizá hubiésemos sido uno de los que le gritaban blasfemias, de los que se burlaban de su condición, de los que deseaban que pagara por algo que jamás había hecho.
Lo mas lógico humanamente hablando era odiar o repudiar a aquellos que le estaban siendo los actores materiales de su progresiva muerte, pero el hombre que yacía de ese madero, no era un hombre como tu y como yo, era el Hijo del Dios viviente.
A pesar del gran sufrimiento que padecía y de su expresión de agonía, Jesús clama a su Padre y dice: “Perdónalos, porque no saben lo que hacen”.
¿Perdón porque?, si eran merecedores del castigo mas fuerte que existiera, estaban matando al hombre mas justo sobre la faz de la tierra, estaban asesinando como el mas vil de los ladrones al que jamás hurto, robo o realizo algún acto en contra de las leyes, mas Jesús dijo: “Perdónalos”.
¡Ah!, cuanto necesitamos aprender de Jesús, ¿Por qué buscar el Perdón de aquellos que me están humillando?, ¿Por qué buscar el perdón de aquellos que me están asesinado injustamente?, ¿Por qué?, Por la simple razón de que te amaba y necesitaba pagar el precio de sangre por ti, para que ahora tu fueras libre de todo pecado.
No era justo humanamente hablando, pero en el ámbito espiritual era lo que tenia que suceder, ya que se necesita de una oveja sin mancha para liberar a la humanidad de la esclavitud del pecado y Jesús estuvo dispuesto a tomar el papel de oveja.
Amado hermano, Dios quiere que seamos conciente de lo que su sacrificio significa, creo que cada uno de nosotros debería valorar ese sacrificio a diario y no solo en una semana en especial, creo que nuestro modelo de vida debería girar alrededor de tener en cuenta que lo que Jesús hizo por mi vale tanto la pena que necesito demostrarle mi agradecimiento a través de una vida santa, apartada del pecado.
Hoy en día posiblemente estemos llevando una vida que no es para nada agradable a Dios, pero valdrá el: ¿Perdónalos, porque no saben lo que hacen?, creo que hoy en día cada uno de nosotros sabemos bien lo que hacemos, somos concientes de nuestros actos y de lo que significa fallarle a Dios.
Entonces si esto es así: ¿Por qué seguimos viviendo una vida de pecado?, No podemos aprovecharnos del sacrificio de Jesús, el murió por ti y pago tus pecados, te perdona y ahora quiere que ya no peques mas, entonces frente a esto: ¿Qué excusa pondremos?
El “no saben lo que hacen” ya no es valido para aquellos que tenemos el conocimiento de Cristo, ahora somos responsables de nuestras acciones y cada una de ellas tiene que ir orientadas a glorificar el Nombre de Jesús.
Amado hermano, que esta semana sea una semana en la que dispongamos con todo nuestro ser a que cada día del año pueda ser una razón para ser santos delante de Dios y Fieles a su modelo de vida que nos fue presentado a través de Jesucristo.
Que lo que hagamos cada día de nuestro y por mí.

Autor: Enrique Monterroza

Una montaña de pecados destruídas

El misionero se estaba esforzando en hacer comprender a los míseros nativos  de aquella aldea  africana, como el poder de la sangre de Jesús basta para limpiarnos  de todos nuestros pecados, sin adición de dogmas ni ceremonialismos.
Al fin, una mujer se acercó a él, y con pena le confesó: “Señor, pero mis pecados son tantos como la arena en la ribera del mar. ¿Puede Jesús borrarlos todos?”.
El misionero contestó: “Id, pues a la orilla del mar , y levantad un montón de granitos de arena. Luego sentaos ahí y esperad. Veréis lo que sucede”.
La mujer quedó pensando un instante y por fin exclamó:
“¡Ya lo veo! ¡ya lo veo! Como la mar se llevaría  todo el montón , así también la sangre de Jesús  me lava de todo pecado”.
Tomado de El Faro.

Danilo Montero Ven a este lugar