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lunes, 10 de junio de 2013

Perdónalos, porque no saben lo que hacen

Era un episodio casi increíble, el Hijo de Dios yacía clavado en un madero a la vista de muchos, humillado, azotado y en sus últimos minutos de vida. Es increíble que al hombre que habían recibido con palmas y cantos, ahora estuviera muriendo como el peor de los malhechores.
Si, ese era Jesús el Hijo de Dios, tomando el lugar que te correspondía, ese lugar que no tenia nada que ver con su forma de vida, ese lugar que denotaba la baje a la que habíamos llegado al matar a un hombre sin mancha ni pecado.
Quizá tu o yo hubiéramos hecho lo mismo, quizá hubiésemos sido uno de los que le gritaban blasfemias, de los que se burlaban de su condición, de los que deseaban que pagara por algo que jamás había hecho.
Lo mas lógico humanamente hablando era odiar o repudiar a aquellos que le estaban siendo los actores materiales de su progresiva muerte, pero el hombre que yacía de ese madero, no era un hombre como tu y como yo, era el Hijo del Dios viviente.
A pesar del gran sufrimiento que padecía y de su expresión de agonía, Jesús clama a su Padre y dice: “Perdónalos, porque no saben lo que hacen”.
¿Perdón porque?, si eran merecedores del castigo mas fuerte que existiera, estaban matando al hombre mas justo sobre la faz de la tierra, estaban asesinando como el mas vil de los ladrones al que jamás hurto, robo o realizo algún acto en contra de las leyes, mas Jesús dijo: “Perdónalos”.
¡Ah!, cuanto necesitamos aprender de Jesús, ¿Por qué buscar el Perdón de aquellos que me están humillando?, ¿Por qué buscar el perdón de aquellos que me están asesinado injustamente?, ¿Por qué?, Por la simple razón de que te amaba y necesitaba pagar el precio de sangre por ti, para que ahora tu fueras libre de todo pecado.
No era justo humanamente hablando, pero en el ámbito espiritual era lo que tenia que suceder, ya que se necesita de una oveja sin mancha para liberar a la humanidad de la esclavitud del pecado y Jesús estuvo dispuesto a tomar el papel de oveja.
Amado hermano, Dios quiere que seamos conciente de lo que su sacrificio significa, creo que cada uno de nosotros debería valorar ese sacrificio a diario y no solo en una semana en especial, creo que nuestro modelo de vida debería girar alrededor de tener en cuenta que lo que Jesús hizo por mi vale tanto la pena que necesito demostrarle mi agradecimiento a través de una vida santa, apartada del pecado.
Hoy en día posiblemente estemos llevando una vida que no es para nada agradable a Dios, pero valdrá el: ¿Perdónalos, porque no saben lo que hacen?, creo que hoy en día cada uno de nosotros sabemos bien lo que hacemos, somos concientes de nuestros actos y de lo que significa fallarle a Dios.
Entonces si esto es así: ¿Por qué seguimos viviendo una vida de pecado?, No podemos aprovecharnos del sacrificio de Jesús, el murió por ti y pago tus pecados, te perdona y ahora quiere que ya no peques mas, entonces frente a esto: ¿Qué excusa pondremos?
El “no saben lo que hacen” ya no es valido para aquellos que tenemos el conocimiento de Cristo, ahora somos responsables de nuestras acciones y cada una de ellas tiene que ir orientadas a glorificar el Nombre de Jesús.
Amado hermano, que esta semana sea una semana en la que dispongamos con todo nuestro ser a que cada día del año pueda ser una razón para ser santos delante de Dios y Fieles a su modelo de vida que nos fue presentado a través de Jesucristo.
Que lo que hagamos cada día de nuestro y por mí.

Autor: Enrique Monterroza

Una montaña de pecados destruídas

El misionero se estaba esforzando en hacer comprender a los míseros nativos  de aquella aldea  africana, como el poder de la sangre de Jesús basta para limpiarnos  de todos nuestros pecados, sin adición de dogmas ni ceremonialismos.
Al fin, una mujer se acercó a él, y con pena le confesó: “Señor, pero mis pecados son tantos como la arena en la ribera del mar. ¿Puede Jesús borrarlos todos?”.
El misionero contestó: “Id, pues a la orilla del mar , y levantad un montón de granitos de arena. Luego sentaos ahí y esperad. Veréis lo que sucede”.
La mujer quedó pensando un instante y por fin exclamó:
“¡Ya lo veo! ¡ya lo veo! Como la mar se llevaría  todo el montón , así también la sangre de Jesús  me lava de todo pecado”.
Tomado de El Faro.

Danilo Montero Ven a este lugar

INGRID ROSARIO MAJESTAD

NUEVO !!! Marcos Yaroide - Que Se Abran Los Cielos -

viernes, 7 de junio de 2013

Al Final - Lilly Goodman

DANNY BERRIOS- HIMNO DE VICTORIA

Mirarse en el Espejo



Un hombre que tenía un grave problema de miopía se consideraba un experto en evaluación de arte. Un día visitó un museo con algunos amigos. Se le olvidaron los lentes en su casa y no podía ver los cuadros con claridad, pero eso no lo detuvo de ventilar sus fuertes opiniones.
Tan pronto entraron a la galería, comenzó a criticar las diferentes pinturas. Al detenerse ante lo que pensaba era un retrato de cuerpo entero, empezó a criticarlo. Con aire de superioridad dijo: “El marco es completamente inadecuado para el cuadro. El hombre está vestido en una forma muy ordinaria y andrajosa. En realidad, el artista cometió un error imperdonable al seleccionar un sujeto tan vulgar y sucio para su retrato. Es una falta de respeto”.
El hombre siguió su parloteo sin parar hasta que su esposa logró llegar hasta él entre la multitud y lo apartó discretamente para decirle en voz baja: “Querido, estás mirando un espejo”.
Muchas veces nuestras propias faltas, las cuales tardamos en reconocer y admitir, parecen muy grandes cuando las vemos en los demás. Debemos mirarnos en el espejo más a menudo, observar bien para detectarlas, y tener el valor moral de corregirlas es más fácil negarlas que reconocerlas, por eso es necesario hacer a un lado el orgullo pues sólo con humildad podremos ver nuestros defectos y corregirlos.
El que encubre sus faltas no prosperará, más el que las admite y se parta alcanzará misericordia. Proverbios 28:13
Fuente: ministro.org