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martes, 17 de enero de 2012
viernes, 16 de septiembre de 2011
¡No me habléis de Jesucristo!
A mediados del último siglo, vivía un conde sajón, que había sido educado en el Deísmo – doctrina que admite la existencia de un Dios, pero niega la revelación y rechaza el culto – y se gloriaba de ser adversario declarado de la fe cristiana y de las Sagradas Escrituras. Sintiéndose ya viejo y cerca de su fin, forzado por algún escrúpulo de conveniencia o de conciencia, hizo venir a su hogar al predicador de la Iglesia Evangélica, al que estimaba mucho por sus talentos y por sus virtudes. Teniéndole ya a su lado, le habló de la siguiente manera:
-Yo soy deísta convencido, ya usted lo sabe; mas en medio de todo, yo me tengo por persona religiosa, y quiero estar preparado para una buena muerte. Yo tendré mucho gusto en recibir a usted en mi casa cuantas veces quiera venir a verme; pero con una condición, que no me hable usted mas de Dios y sus perfecciones; no me hable usted de Jesucristo, de ese Dios hecho hombre y de la fe en El; no necesito de él para salvarme, bástame mi Dios.
Después de algunos momentos de vacilación, el predicador aceptó las condiciones propuestas. Hizo al enfermo la primera visita, en la cual le habló con palabras ardientes y llenas de celo por la causa del Señor, del poder, de la sabiduría y de la bondad de Dios, y como se manifiestan en la obra de su creación. El viejo conde dio grandes señales de satisfacción. Mas en la segunda visita el prudente y esforzado Pastor dirigió ya por otro camino sus observaciones: habló de la santidad de Dios y del horror que por esencia le causa el pecado; habló también de su omnipresencia, por la cual ve todo lo que pasa, hasta en los secretos más recónditos del corazón humano, y de su justicia, que busca y castiga al pecador a donde quiera se encuentre, sea en el fondo del mar como Jonás, o en las alturas encumbradas del tromo como a Saúl. De pronto el tenaz deísta guardó silencio, y se podían ver en su semblante adusto señales de que su alma estaba sintiendo en esos momentos solemnes alguna grave turbación.
Al terminar la plática, dejó solo al enfermo para que pudiese meditar profundamente en lo que habían hablado. Y efectivamente el conde comenzó a recorrer en su memoria las distintas etapas de su vida y a recordar los muchos pecados con que a través de su dilatada existencia había ofendido a ese Dios que él llamaba tan bueno, y que aunque él los creía ya olvidados para Dios estaban frescos y presentes para tortura suya; y verdaderamente el recuerdo de Dios: omnipotente, omnisciente y omnipresente y justo ya comenzaba ahora a inquietarle e importunarle. Y como su amigo pastor tardase un tanto en su tercera visita, el enfermo le hizo llamar.
Entonces le abrió su corazón, le dio cuenta de los serios temores que atemorizaban su alma, y le suplicó que no le abandonase en esta difícil situación de su espíritu, sino que le indicase algún medio eficaz para devolverle la paz, que ahora ansiaba más que nunca.
“Pero, amigo mío, respondió el Pastor, usted me ha prohibido hablarle precisamente de ese remedio, pues el convenio que hicimos antes de nuestra primera conversación fue que yo ni le nombrase siquiera al Señor Jesucristo y su gran oferta de salvación, que es la única que puede librar al hombre de todos sus temores. Entiéndalo bien, de todos sus temores sin excepción”.
- Pues yo levanto esa prohibición – respondió el enfermo con energía; -Hábleme usted de Él, mi conciencia lo necesita.
Y el buen ministro del Evangelio le habló con gran satisfacción del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo; de aquel de quien dijo San Pablo: Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores; de Aquel, en fin, cuya sangre nos limpia de todo pecado y que es la propiciación por nuestras rebeliones.
Y el viejo e incrédulo conde abrió su alma a la fe en Jesucristo, como la flor abre sus pétalos a la luz del sol y es vivificada; creyó en Dios Padre amoroso que envió al mundo a su Hijo para redimir al mundo; para que todo aquel que en El crea no perezca, sino tenga vida eterna. Con ello todos sus temores fueron disipados. Y desde aquella feliz hasta la de su muerte, el buen enfermo decía siempre, como un canto de vida y esperanza:
“Habladme, habladme de Jesucristo, porque en ello mi alma encuentra la más dulce y tierna paz de toda mi vida”.
-Yo soy deísta convencido, ya usted lo sabe; mas en medio de todo, yo me tengo por persona religiosa, y quiero estar preparado para una buena muerte. Yo tendré mucho gusto en recibir a usted en mi casa cuantas veces quiera venir a verme; pero con una condición, que no me hable usted mas de Dios y sus perfecciones; no me hable usted de Jesucristo, de ese Dios hecho hombre y de la fe en El; no necesito de él para salvarme, bástame mi Dios.
Después de algunos momentos de vacilación, el predicador aceptó las condiciones propuestas. Hizo al enfermo la primera visita, en la cual le habló con palabras ardientes y llenas de celo por la causa del Señor, del poder, de la sabiduría y de la bondad de Dios, y como se manifiestan en la obra de su creación. El viejo conde dio grandes señales de satisfacción. Mas en la segunda visita el prudente y esforzado Pastor dirigió ya por otro camino sus observaciones: habló de la santidad de Dios y del horror que por esencia le causa el pecado; habló también de su omnipresencia, por la cual ve todo lo que pasa, hasta en los secretos más recónditos del corazón humano, y de su justicia, que busca y castiga al pecador a donde quiera se encuentre, sea en el fondo del mar como Jonás, o en las alturas encumbradas del tromo como a Saúl. De pronto el tenaz deísta guardó silencio, y se podían ver en su semblante adusto señales de que su alma estaba sintiendo en esos momentos solemnes alguna grave turbación.
Al terminar la plática, dejó solo al enfermo para que pudiese meditar profundamente en lo que habían hablado. Y efectivamente el conde comenzó a recorrer en su memoria las distintas etapas de su vida y a recordar los muchos pecados con que a través de su dilatada existencia había ofendido a ese Dios que él llamaba tan bueno, y que aunque él los creía ya olvidados para Dios estaban frescos y presentes para tortura suya; y verdaderamente el recuerdo de Dios: omnipotente, omnisciente y omnipresente y justo ya comenzaba ahora a inquietarle e importunarle. Y como su amigo pastor tardase un tanto en su tercera visita, el enfermo le hizo llamar.
Entonces le abrió su corazón, le dio cuenta de los serios temores que atemorizaban su alma, y le suplicó que no le abandonase en esta difícil situación de su espíritu, sino que le indicase algún medio eficaz para devolverle la paz, que ahora ansiaba más que nunca.
“Pero, amigo mío, respondió el Pastor, usted me ha prohibido hablarle precisamente de ese remedio, pues el convenio que hicimos antes de nuestra primera conversación fue que yo ni le nombrase siquiera al Señor Jesucristo y su gran oferta de salvación, que es la única que puede librar al hombre de todos sus temores. Entiéndalo bien, de todos sus temores sin excepción”.
- Pues yo levanto esa prohibición – respondió el enfermo con energía; -Hábleme usted de Él, mi conciencia lo necesita.
Y el buen ministro del Evangelio le habló con gran satisfacción del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo; de aquel de quien dijo San Pablo: Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores; de Aquel, en fin, cuya sangre nos limpia de todo pecado y que es la propiciación por nuestras rebeliones.
Y el viejo e incrédulo conde abrió su alma a la fe en Jesucristo, como la flor abre sus pétalos a la luz del sol y es vivificada; creyó en Dios Padre amoroso que envió al mundo a su Hijo para redimir al mundo; para que todo aquel que en El crea no perezca, sino tenga vida eterna. Con ello todos sus temores fueron disipados. Y desde aquella feliz hasta la de su muerte, el buen enfermo decía siempre, como un canto de vida y esperanza:
“Habladme, habladme de Jesucristo, porque en ello mi alma encuentra la más dulce y tierna paz de toda mi vida”.
Tomado de Revista Fuego de Pentecostés Nº 219
¿QUE ES UN AMIGO DE VERDAD?
Un amigo es aquel que llega cuando todo el mundo se ha ido
“Mi amigo no ha regresado del Campo de Batalla, señor. Solicito permiso para ir a buscarlo”, dijo un soldado a su teniente.
“Permiso denegado”, replicó el oficial, “no quiero que arriesgue usted su vida por un hombre que probablemente ha muerto”.
El soldado, no haciendo caso a la prohibición, salió y una hora más tarde regresó mortalmente herido, transportando el cadáver de su amigo.
El oficial estaba furioso: “Ya le dije yo que habría muerto! Dígame: ¿merecía la pena ir allá para traer uncadáver?”
Y el soldado, moribundo, respondió: “Claro que sí, señor!
Cuando lo encontré, todavía estaba vivo y pudo decirme: “¡Estaba seguro que vendrías!”
“Mi amigo no ha regresado del Campo de Batalla, señor. Solicito permiso para ir a buscarlo”, dijo un soldado a su teniente.
“Permiso denegado”, replicó el oficial, “no quiero que arriesgue usted su vida por un hombre que probablemente ha muerto”.
El soldado, no haciendo caso a la prohibición, salió y una hora más tarde regresó mortalmente herido, transportando el cadáver de su amigo.
El oficial estaba furioso: “Ya le dije yo que habría muerto! Dígame: ¿merecía la pena ir allá para traer uncadáver?”
Y el soldado, moribundo, respondió: “Claro que sí, señor!
Cuando lo encontré, todavía estaba vivo y pudo decirme: “¡Estaba seguro que vendrías!”
El mundo puede darte la espalda pero si has encontrado un amigo de verdad, lo tendras hasta la eternidad y por la eternidad… Cuando hayas encontrado un amigo de verdad, cuidalo porque es un gran tesoro.
miércoles, 7 de septiembre de 2011
martes, 6 de septiembre de 2011
EL VALOR D EUNA ORACION.
Señor…
…Ayúdame a decir la verdad delante de los fuertes y a no decir mentiras para ganarme el aplauso de los débiles.
Si me das fortuna, no me quites la razón.…Ayúdame a decir la verdad delante de los fuertes y a no decir mentiras para ganarme el aplauso de los débiles.
Si me das éxito, no me quites la humildad.
Si me das humildad, no me quites la dignidad.
Ayúdame siempre a ver la otra cara de la medalla, no me dejes inculpar de traición a los demás por no pensar igual que yo.
Enséñame a querer a la gente como a mí mismo y a no juzgarme como a los demás.
No me dejes caer en el orgullo si triunfo, ni en la desesperación si fracaso
Más bien recuérdame que el fracaso es la experiencia que precede al triunfo.
Enséñame que perdonar es un signo de grandeza y que la venganza es una señal de bajeza.
Si me quitas el éxito, déjame fuerzas para aprender del fracaso.
Si yo ofendiera a la gente, dame valor para disculparme y si la gente me ofende, dame valor para perdonar.
¡ Señor…si yo me olvido de ti, Tú por favor nunca te olvides de mí !
No es cuanto oras..sino cómo oras y a quién oras lo que determina el valor de la oración. Si te diriges al Padre y tu oración es libre de egoísmos, vanidades o falsas ilusiones, entonces tendrás una oración de calidad.
Si lo afliges y él clama a mí, ciertamente yo escucharé su clamor. Exodo 22:23
Entonces clamó el pueblo a Moisés, y Moisés oró al Señor y el fuego se apagó. Num 11:2
Entonces clamó Sansón a Dios, y dijo: Señor, acuérdate ahora de mí, y fortaléceme, te ruego, solamente esta vez, oh Dios, para que de una vez tome venganza de los filisteos por mis dos ojos. Juec 16:28
Fuente: Sitio de Esperanza
LA CARTA DEL CAMIONERO
La Montaña Steamboat era un asesino y los camioneros que avanzaban por la carretera de Alaska le tenían un gran respeto. Sobre todo en el invierno, el camino quedaba inutilizado cubierto de nieve. Incontables camiones y camioneros se han perdido allí en los últimos años y muchos sueños se desvanecieron en sus laderas rocosas.
Hace muchos años, en un viaje por la carretera, me encontré con un accidente varios restos de un camión esparcidos hasta el acantilado. Aparqué mi equipo y se acercó al grupo de los camioneros que estaban viendo los restos del camión.
Uno de los policías montados se acercó a nosotros y habló en voz baja. “Lo siento”, dijo. “El conductor estaba muerto cuando lo encontramos. Tiene que haberse ido por la borda, hace dos días cuando tuvimos una tormenta de nieve mal. No había muchas pistas. Fue sólo una casualidad que nos dimos cuenta porque el sol brilló en ese lugar”.
Él movió lentamente la cabeza y metió la mano en el bolsillo de su parka. “Aquí, tal vez ustedes deberían leer esto. Supongo que vivió un par de horas hasta que el frío llegó a él.”
” Mi querida esposa,
Esta es una carta que ningún hombre quiere escribir, pero tengo la suerte de tener algo de tiempo para decir lo que me he olvidado decirte muchas veces.
Te quiero, cariño.
Pasé más tiempo con este camión que contigo. Me encanta esta pieza de hierro – que ha sido buena para mí. Ella me ha visto a través de los tiempos, mis estados de ánimos y por momentos difíciles y siempre podía contar con ella en un largo plazo. Ella nunca me ha defraudado.
¿Pero, quieres saber algo? Te amo por las mismas razones. Me haz visto a través de los tiempos difíciles y lugares, también.
¿Recuerdas el primer camión? El que nos mantuvo todo el tiempo hasta que se rompió, siempre se hacía el suficiente dinero pero solamente para comer. Tú saliste y conseguiste un trabajo para que pudiéramos pagar el alquiler y las facturas. Cada centavo que yo hice fue para el camión, mientras que el dinero que tú ganabas nos mantuvo en la comida con un techo sobre nuestras cabezas.
Recuerdo que me quejaba del camión, pero no recuerdo que te quejaras cuando llegasbas a casa cansada del trabajo y te pedí dinero para ir en el camión otra vez. Si te quejabas, supongo que nunca me enteré. Yo estaba demasiado ocupado con mis problemas como para pensar en los tuyos.
Pienso ahora en todas las cosas que hiciste por mí. La ropa, las vacaciones, las fiestas, los amigos. Nunca te quejaste y de alguna manera nunca me acordé de darte las gracias por ser como eres.
Cuando me sentaba a tomar café con los muchachos, yo siempre hablaba de la camioneta, mi equipo, mis pagos. Supongo que me olvidé de que eras mi socia, incluso si no estabas en la cabina conmigo. Fue tu sacrificio y la determinación tanto como el mío, el que finalmente consiguió el camión nuevo. Yo estaba tan orgulloso de ese camión. Yo estaba orgulloso de ti también, pero nunca te lo dije. Yo daba por supuesto que lo sabías, pero si me hubiera dedicado tanto tiempo a hablar con ustedes como lo hice con el camión, tal vez lo sabrías.
Siempre supe que iba con tus oraciones. Pero esta vez no fueron suficientes. Estoy herido y es malo. He hecho mi última milla y quiero decir las cosas que debería haberte dicho tantas veces antes. Las cosas que estaban olvidadas porque estaba muy preocupado por el camión y el trabajo. Estoy pensando en los aniversarios y cumpleaños que perdí. Los juegos de la escuela y los juegos de hockey que fuiste a solas, porque yo estaba en el camino.
Estoy pensando en la tranquilidad de saber que tenía conocimiento de que estaban en casa con los niños, esperando por mí. Las cenas de la familia en la que pasaste todo tu tiempo diciéndole a la gente por qué no podía hacerlo – Yo estaba ocupado cambiando el aceite, yo estaba ocupado en busca de partes, yo estaba durmiendo porque me iba temprano a la mañana siguiente.
Siempre había una razón, pero de alguna manera no parecía muy importante en estos momentos.
Cuando nos casamos, no sabías cómo cambiar una bombilla. Dentro de un par de años, sabías cambiar el horno en una tormenta de nieve mientras yo estaba esperando una carga en Florida. Te convertiste en una mecánica bastante buena, me ayudabas con las reparaciones y yo estaba muy orgulloso.
Yo estaba orgulloso de que cuando entré en el patio y te vi durmiendo en el coche esperando por mí. Si eran las dos de la mañana o dos de la tarde, siempre parecías una estrella de cine para mí. Eres hermosa, sabes. Supongo que no te lo he dicho últimamente, pero lo eres.
Yo cometí muchos errores en mi vida, pero sólo he tomado una buena decisión, fue entonces que te pedí que te casaras conmigo. No podía entender qué era lo que me mantenía en la carretera. Podía o no, pero era mi forma de vida y se me quedó grabada. Buenos tiempos, malos tiempos, que siempre estuvieron ahí.
Te amo mi amor, y amo a nuestros hijos.
Mi cuerpo me duele, pero me duele el corazón aún más. No va a estar ahí cuando termine este viaje. Por primera vez desde que estamos juntos, yo estoy solo y me da miedo. Te necesito, estoy tan mal pero sé que es demasiado tarde.
Es curioso, supongo, pero lo que tengo ahora es el camión. Este camión maldito que gobernó nuestra vida por tanto tiempo. Este trozo de acero trenzado que he vivido tantos años.
Estás a miles de kilómetros de distancia, pero te siento aquí conmigo. Puedo ver tu cara y sentir tu amor y tengo miedo de hacer la última vuelta solo.
Dile a los niños que los amo mucho y no los dejes conducir cualquier vehículo en la vida.
Supongo que eso es todo. Dios mío, pero Te amo tanto. Cuídate y recuerda siempre que yo te he amado más que a nada en la vida.
Sólo que me olvidé decirte: Te amo
Bill”
Fuente: Gods Little Acre
Traducido por poderypaz.com
Hace muchos años, en un viaje por la carretera, me encontré con un accidente varios restos de un camión esparcidos hasta el acantilado. Aparqué mi equipo y se acercó al grupo de los camioneros que estaban viendo los restos del camión.
Uno de los policías montados se acercó a nosotros y habló en voz baja. “Lo siento”, dijo. “El conductor estaba muerto cuando lo encontramos. Tiene que haberse ido por la borda, hace dos días cuando tuvimos una tormenta de nieve mal. No había muchas pistas. Fue sólo una casualidad que nos dimos cuenta porque el sol brilló en ese lugar”.
Él movió lentamente la cabeza y metió la mano en el bolsillo de su parka. “Aquí, tal vez ustedes deberían leer esto. Supongo que vivió un par de horas hasta que el frío llegó a él.”
” Mi querida esposa,
Esta es una carta que ningún hombre quiere escribir, pero tengo la suerte de tener algo de tiempo para decir lo que me he olvidado decirte muchas veces.
Te quiero, cariño.
Pasé más tiempo con este camión que contigo. Me encanta esta pieza de hierro – que ha sido buena para mí. Ella me ha visto a través de los tiempos, mis estados de ánimos y por momentos difíciles y siempre podía contar con ella en un largo plazo. Ella nunca me ha defraudado.
¿Pero, quieres saber algo? Te amo por las mismas razones. Me haz visto a través de los tiempos difíciles y lugares, también.
¿Recuerdas el primer camión? El que nos mantuvo todo el tiempo hasta que se rompió, siempre se hacía el suficiente dinero pero solamente para comer. Tú saliste y conseguiste un trabajo para que pudiéramos pagar el alquiler y las facturas. Cada centavo que yo hice fue para el camión, mientras que el dinero que tú ganabas nos mantuvo en la comida con un techo sobre nuestras cabezas.
Recuerdo que me quejaba del camión, pero no recuerdo que te quejaras cuando llegasbas a casa cansada del trabajo y te pedí dinero para ir en el camión otra vez. Si te quejabas, supongo que nunca me enteré. Yo estaba demasiado ocupado con mis problemas como para pensar en los tuyos.
Pienso ahora en todas las cosas que hiciste por mí. La ropa, las vacaciones, las fiestas, los amigos. Nunca te quejaste y de alguna manera nunca me acordé de darte las gracias por ser como eres.
Cuando me sentaba a tomar café con los muchachos, yo siempre hablaba de la camioneta, mi equipo, mis pagos. Supongo que me olvidé de que eras mi socia, incluso si no estabas en la cabina conmigo. Fue tu sacrificio y la determinación tanto como el mío, el que finalmente consiguió el camión nuevo. Yo estaba tan orgulloso de ese camión. Yo estaba orgulloso de ti también, pero nunca te lo dije. Yo daba por supuesto que lo sabías, pero si me hubiera dedicado tanto tiempo a hablar con ustedes como lo hice con el camión, tal vez lo sabrías.
Siempre supe que iba con tus oraciones. Pero esta vez no fueron suficientes. Estoy herido y es malo. He hecho mi última milla y quiero decir las cosas que debería haberte dicho tantas veces antes. Las cosas que estaban olvidadas porque estaba muy preocupado por el camión y el trabajo. Estoy pensando en los aniversarios y cumpleaños que perdí. Los juegos de la escuela y los juegos de hockey que fuiste a solas, porque yo estaba en el camino.
Estoy pensando en la tranquilidad de saber que tenía conocimiento de que estaban en casa con los niños, esperando por mí. Las cenas de la familia en la que pasaste todo tu tiempo diciéndole a la gente por qué no podía hacerlo – Yo estaba ocupado cambiando el aceite, yo estaba ocupado en busca de partes, yo estaba durmiendo porque me iba temprano a la mañana siguiente.
Siempre había una razón, pero de alguna manera no parecía muy importante en estos momentos.
Cuando nos casamos, no sabías cómo cambiar una bombilla. Dentro de un par de años, sabías cambiar el horno en una tormenta de nieve mientras yo estaba esperando una carga en Florida. Te convertiste en una mecánica bastante buena, me ayudabas con las reparaciones y yo estaba muy orgulloso.
Yo estaba orgulloso de que cuando entré en el patio y te vi durmiendo en el coche esperando por mí. Si eran las dos de la mañana o dos de la tarde, siempre parecías una estrella de cine para mí. Eres hermosa, sabes. Supongo que no te lo he dicho últimamente, pero lo eres.
Yo cometí muchos errores en mi vida, pero sólo he tomado una buena decisión, fue entonces que te pedí que te casaras conmigo. No podía entender qué era lo que me mantenía en la carretera. Podía o no, pero era mi forma de vida y se me quedó grabada. Buenos tiempos, malos tiempos, que siempre estuvieron ahí.
Te amo mi amor, y amo a nuestros hijos.
Mi cuerpo me duele, pero me duele el corazón aún más. No va a estar ahí cuando termine este viaje. Por primera vez desde que estamos juntos, yo estoy solo y me da miedo. Te necesito, estoy tan mal pero sé que es demasiado tarde.
Es curioso, supongo, pero lo que tengo ahora es el camión. Este camión maldito que gobernó nuestra vida por tanto tiempo. Este trozo de acero trenzado que he vivido tantos años.
Estás a miles de kilómetros de distancia, pero te siento aquí conmigo. Puedo ver tu cara y sentir tu amor y tengo miedo de hacer la última vuelta solo.
Dile a los niños que los amo mucho y no los dejes conducir cualquier vehículo en la vida.
Supongo que eso es todo. Dios mío, pero Te amo tanto. Cuídate y recuerda siempre que yo te he amado más que a nada en la vida.
Sólo que me olvidé decirte: Te amo
Bill”
Fuente: Gods Little Acre
Traducido por poderypaz.com
viernes, 2 de septiembre de 2011
¿QUIEN ES MI VERDADERO ESTORBO?
Alguna vez te has preguntado ¿quien es el estorbo de nuestra vida?. Tal vez has creído durante muchos años que ha sido “el diablo”, o la suegra, o la familia, o el jefe, o el clima, o el estudio, o bien, el dinero que no tenemos.. pero la verdad es que el mayor estorbo de nuestra vida hemos sido nosotros mismos.
Cada uno es el responsable de que las cosas no sucedan, sea porque no trabajamos duro, no estudiamos, no creemos, no oramos, no confiamos.. en fin, no hacemos lo que tenemos que hacer, por pereza o por las razones que nos hemos dicho por años.
¿Hasta cuando vamos a hacer nuestro mayor estorbo? ¿Cuando será el día que no digamos las cosas, sino las hagamos? ¿Que tiempo será necesario para cambiar?….
Dejemos de buscar culpables y señalar a los demás, o de espiritualizar nuestro fracaso. Seamos responsables y hagamos a un lado el estorbo que tanto nos ha dañado, nuestra forma de actuar y de pensar..
www.poderypaz.com
Cada uno es el responsable de que las cosas no sucedan, sea porque no trabajamos duro, no estudiamos, no creemos, no oramos, no confiamos.. en fin, no hacemos lo que tenemos que hacer, por pereza o por las razones que nos hemos dicho por años.
¿Hasta cuando vamos a hacer nuestro mayor estorbo? ¿Cuando será el día que no digamos las cosas, sino las hagamos? ¿Que tiempo será necesario para cambiar?….
Dejemos de buscar culpables y señalar a los demás, o de espiritualizar nuestro fracaso. Seamos responsables y hagamos a un lado el estorbo que tanto nos ha dañado, nuestra forma de actuar y de pensar..
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HAZ ALGO CON NADA
“Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos” Efesios 5:15-16
Un aviso en el periódico mostraba a tres personas esperando un autobús urbano. Dos de ellas se veían aburridas y apáticas, mientras que la tercera estaba jugando feliz con un aparatito electrónico. «Haga algo con su nada -decía el anuncio-. Ese tiempo de nada. El tiempo entre todo lo demás que usted tiene que hacer». La idea era vender el juguete portátil para que las personas pudieran usar todos esos segmentos desperdiciados de tiempo «de espera».
Sospecho que muchos de nosotros ya usamos constructivamente aquellos pequeños incrementos de tiempo de espera para leer algún libro, memorizar algún versículo u orar por algún amigo. Son nuestros periodos de espera más largos llenos de incertidumbre e indecisión los que pueden dejarnos angustiados y frustrados.
Pablo desafió a los cristianos en Éfeso a «mira[r], pues, con diligencia cómo and[amos], no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos» (Efesios 5:15-16). El erudito en griego Kenneth Wuest sugiere que esto se refiere al tiempo en sus «temporadas estratégicas y oportunas», y significa «hacer un uso sabio y sagrado de cada oportunidad para hacer el bien».
Durante dichas temporadas cuando nos preguntamos, «¿cómo llegué aquí y cuándo podré salir?», lo mejor es buscar nuestras oportunidades dadas por Dios en vez de centrarnos en los obstáculos. Esa es la manera de hacer algo con nuestro nada.__ DCM
Fuente: Nuestro Pan Diario
Un aviso en el periódico mostraba a tres personas esperando un autobús urbano. Dos de ellas se veían aburridas y apáticas, mientras que la tercera estaba jugando feliz con un aparatito electrónico. «Haga algo con su nada -decía el anuncio-. Ese tiempo de nada. El tiempo entre todo lo demás que usted tiene que hacer». La idea era vender el juguete portátil para que las personas pudieran usar todos esos segmentos desperdiciados de tiempo «de espera».
Sospecho que muchos de nosotros ya usamos constructivamente aquellos pequeños incrementos de tiempo de espera para leer algún libro, memorizar algún versículo u orar por algún amigo. Son nuestros periodos de espera más largos llenos de incertidumbre e indecisión los que pueden dejarnos angustiados y frustrados.
Pablo desafió a los cristianos en Éfeso a «mira[r], pues, con diligencia cómo and[amos], no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos» (Efesios 5:15-16). El erudito en griego Kenneth Wuest sugiere que esto se refiere al tiempo en sus «temporadas estratégicas y oportunas», y significa «hacer un uso sabio y sagrado de cada oportunidad para hacer el bien».
Durante dichas temporadas cuando nos preguntamos, «¿cómo llegué aquí y cuándo podré salir?», lo mejor es buscar nuestras oportunidades dadas por Dios en vez de centrarnos en los obstáculos. Esa es la manera de hacer algo con nuestro nada.__ DCM
Fuente: Nuestro Pan Diario
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