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viernes, 26 de agosto de 2011

EL MEJOR PEGAMENTO DEL MUNDO


Se cuenta la historia de una señora que leyó en una revista el anuncio del mejor pegamento que jamás había salido al mercado. Al parecer dicho pegamento tenía todas las propiedades para arreglar cualquier cosa que estuviera rota. Emocionada por la noticia la dama solicitó la muestra gratis que se ofrecía con la idea de probar el pegamento y luego adquirir algunas botellas del mismo.
Varios días más tarde llegó a vuelta de correo un sobre en el cual se encontraba la muestra solicitada. Cuando la dama lo abrió una expresión de sorpresa se dibujó en su rostro. Ella esperaba encontrar un tubo con la pega, pero en su lugar había una tarjeta con un dibujo de un corazón roto y la siguiente leyenda: “El mejor pegamento para unir cualquier cosa rota es el PERDÓN”.
Aunque la dama de nuestra historia se sintió chasqueada, el mensaje que contenía la tarjeta representa una de las más grandes verdades que se pueden expresar en lo que a relaciones humanas respecta. Todos de una forma u otra ofendemos y decimos o hacemos cosas que causan dolor, irritación e incomodidad a otros. En el círculo familiar es posiblemente el lugar donde con más frecuencia suceden estos inconvenientes porque en casa damos rienda suelta a nuestros sentimientos muchas veces sin importarnos lo que con ello podamos ocasionar a los que viven junto a nosotros.
Herir y ofender con nuestras palabras o acciones es parte de la naturaleza pecaminosa de los seres humanos. Nadie es tan bueno como para que no haya explotado ante circunstancias tales como una camisa mal planchada, un juguete dejado fuera de lugar, la falta de colaboración con las tareas del hogar, la mentira que descubrimos, o el engaño ante determinadas circunstancias. Hay situaciones en la vida familiar cuando aún sin proponerlo nos hacemos daño porque decimos o hacemos algo que fue inapropiado y con ello causamos dolor y sufrimiento a los seres que amamos. En tales circunstancias resulta difícil entender el amor, porque siempre esperamos recibir cariño y compresión, y éstos están ausentes cuando surgen las ofensas.
Qué lindo sería vivir en un hogar donde se respire un clima de paz y armonía. Un hogar donde sus miembros disfruten de la convivencia familiar en un ambiente de tranquilidad libre de pleitos y contiendas. Sin embargo lo más frecuente es encontrar hogares donde las palabras de reclamo, reproches y regaños son la nota tónica. Sus miembros son agresivos, desconfiados y mal humorados. Es allí donde se necesita una doble porción del “mejor pegamento que une a la familia”; el perdón. Para muchas personas la palabra perdón representa algo muy difícil de entender y aceptar. Están tan maltrechas y dañadas emocionalmente que no pueden concebir el perdón, ni tampoco otorgarlo a quienes lo requieren. Alguien ha dicho que el perdón es lo que calienta un corazón y suaviza las heridas. Cuando los miembros de la familia practican el perdón unos con otros reciben sanidad emocional, porque la suave corriente del perdón enternece el corazón y fortalece los lazos del amor conyugal y familiar.
Existen tres tipos de reacciones naturales en las personas hacia el perdón. La primera es la reacción de la persona que dice: “te perdono, pero no lo olvido”. La segunda es la de la persona que dice: “te perdono lo que me hiciste, pero me las vas a pagar”, y la tercera es la de quien ante una ofensa dice: “olvidemos todo y comencemos de nuevo”. Notemos que para que el perdón sea absoluto y verdadero se requiere que la persona ofendida imparta el perdón a su agresor aunque éste no lo merezca, pero que olvide la falta.
Perdón sin olvido, no es verdadero perdón. En el segundo caso quien espera una revancha o momento para desquitarse por lo que le hicieron tampoco sabe perdonar. La mejor actitud ante una situación de ofensa es olvidar lo sucedido y mirar hacia el futuro como una nueva oportunidad para reparar lo que se pudo haber dañado con la ofensa. Posiblemente para usted, esto no resulte tan fácil de practicar, pero le aseguro que es la mejor opción porque contiene los elementos que Dios usa para impartirnos su perdón. Cuando ofendemos a Dios, y eso sucede con mucha frecuencia, él nos perdona y olvida nuestras faltas. La Biblia dice “perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré de su pecado”. (Jeremías 31:34) El perdón que Dios nos ofrece es tan absoluto y no trae a la memoria las cosas pasadas (Isaías 43:18). Esa es la clase de perdón que debemos pedirle a Dios que coloque en nuestro corazón para que podamos tratar a cada persona y en especial a los miembros de nuestra familia.
Un paso muy importante en el proceso del perdón es reconocer nuestras faltas. Cuando admitimos que hemos dicho o actuado en forma incorrecto debemos tener la valentía de ir en busca de la persona a la cual ofendimos y reconocer que actuamos mal. Esto tampoco es fácil de lograr porque la mayoría de los casos lo que hacemos es tratar de justificar nuestra mala acción o simplemente culpar a otros por lo que hicimos. La persona que ofende y es capaz de reconocer su falta está dando los pasos necesarios para lograr la reconciliación que viene como producto del perdón. Nada puede resultar más impactante para un cónyuge que ha sido ofendido que el ver a su ofensor reconociendo su falta y dispuesto a solicitar perdón en nombre del amor que se profesan.
Un matrimonio que enfrentaban muchos problemas decidió colocar una cajita en un lugar estratégico de la casa para ir depositando papelitos en los cuales anotarían todas las cosas que les ofendían o molestaban el uno del otro. Al finalizar la primera semana ambos se sentaron para abrir la cajita y leer las quejas. La esposa tomó la iniciativa y comenzó a leer: “dejaste los zapatos fuera de lugar”, “me gritaste porque no encontrabas tu maletín”, “regañaste a los niños con ira”. De pronto hubo un silencio y los ojos de la esposa se llenaron de lágrimas mientras abría varios de los papelitos de la caja.
El esposo con la cabeza baja esperaba pacientemente alguna reacción de parte de ella. Fue cuando el silencio fue interrumpido por los sollozos de la esposa cuando dijo: “Perdóname tú también a mí”. El esposo había escrito en varios papelitos: “Te amo, perdóname por lo que te hice”. Ciertamente necesitamos comprar para nuestro hogar grandes cantidades del mejor pegamento que une la familia; el perdón y tendremos familias más felices.

Fuente: Arcoiris Guatemala

¿Quién es mi verdadero estorbo?


Alguna vez te has preguntado ¿quien es el estorbo de nuestra vida?. Tal vez has creído durante muchos años que ha sido “el diablo”, o la suegra, o la familia, o el jefe, o el clima, o el estudio, o bien, el dinero que no tenemos.. pero la verdad es que el mayor estorbo de nuestra vida hemos sido nosotros mismos.
Cada uno es el responsable de que las cosas no sucedan, sea porque no trabajamos duro, no estudiamos, no creemos, no oramos, no confiamos.. en fin, no hacemos lo que tenemos que hacer, por pereza o por las razones que nos hemos dicho por años.
¿Hasta cuando vamos a hacer nuestro mayor estorbo? ¿Cuando será el día que no digamos las cosas, sino las hagamos? ¿Que tiempo será necesario para cambiar?….
Dejemos de buscar culpables y señalar a los demás, o de espiritualizar nuestro fracaso. Seamos responsables y hagamos a un lado el estorbo que tanto nos ha dañado, nuestra forma de actuar y de pensar..

www.poderypaz.com

domingo, 21 de agosto de 2011

"CUIDA TU TESTIMONIO"


El semáforo se puso en amarillo justo cuando él iba a cruzar en su automóvil y como era de esperar, hizo lo correcto: se detuvo en la línea de paso para los peatones, a pesar de que podría haber rebasado la luz roja, acelerando a través de la intersección.
La mujer que estaba en el automóvil detrás de él estaba furiosa. Le tocó la bocina por un largo rato e hizo comentarios negativos en alta voz, ya que por culpa suya no pudo avanzar a través de la intersección. y para colmo, se le cayó el celular y se le regó el maquillaje. En medio de su pataleta, oyó que alguien le tocaba el cristal del lado.
Allí, parado junto a ella, estaba un policía mirándola muy seriamente. El oficial le ordenó salir de su coche con las manos arriba y la llevó a la comisaría donde la revisaron de arriba abajo, Le tomaron fotos, las huellas dactilares y la pusieron en una celda. Después de un par de horas, un policía se acercó a la celda y abrió la puerta. La señora fue escoltada hasta el mostrador, donde el agente que la detuvo estaba esperando con sus efectos personales.
“Señora, lamento mucho este error”, Le explicó el policía. “Le mandé a bajar mientras usted se encontraba tocando la bocina fuertemente, queriendo pasarle por encima al automóvil del frente, maldiciendo, gritando improperios y diciendo palabras soeces.
- “Mientras la observaba, me percaté que de su retrovisor cuelga un Rosario.
- Su carro tiene en su bumper un sticker que dice ‘¿Qué haría Jesús en mi lugar?’
- Su tablilla tiene un borde que dice ‘Yo escojo la Vida’.
- Otro sticker que dice ‘Sígueme el Domingo a la Iglesia’ y finalmente, el emblema cristiano del pez.
“Como es de esperarse, supuse que el auto era robado.”

DA UN PASO


En un centro comercial en Coventry, Inglaterra, los investigadores colocaron coloridos anuncios a lo largo de las barandillas de una escalera que decian: “Subir las escaleras protege su corazón”. A lo largo de un periodo de seis semanas, el número de personas que eligieron subir las escaleras tradicionales en vez de las escaleras mecánicas que había al lado se elevó a más del doble.
Los investigadores dicen que cada paso cuenta, y que el comportamiento a largo plazo sólo cambiará si los anuncios se ven con regularidad.
la Biblia está llena de “anuncios” que nos instan a obedecer al señor y seguirle incondicionalmente.
Muy a menudo esperamos que nuestras vidas cambien por medio de un gigantesco salto de fe, una profunda decisión o algun acto significativo de servicio. En realidad la única manera en que cambiamos es dando un paso cada vez; y cada paso cuenta.
Prestemos hoy atención a los anuncios y demos un paso de obediencia sincera hacia el Señor.
Un pequeño paso de obediencia es un gigantesco paso hacia la bendición.
Fuente: Nuestro Pan Diario 2010

lunes, 15 de agosto de 2011

¿Eres tierra fértil?


“Decía además: Así es el reino de Dios, como cuando un hombre echa semilla en la tierra; y duerme y se levanta, de noche y de día, y la semilla brota y crece sin que él sepa cómo.  Porque de suyo lleva fruto la tierra, primero hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga; y cuando el fruto está maduro, en seguida se mete la hoz, porque la siega ha llegado”Marcos 4:26-29
Jesús nos ha dicho que hay cuatro lugares donde pueden caer las semillas. ¿Cómo saber si yo soy tierra fértil? La mayoría pensamos que somos buena tierra, es decir que somos buenas personas, buenos cristianos y que cuando muramos vamos a ir al cielo. ¿Será cierto?
Creo esa es la intención de esta parábola, quitarnos esta duda. Jesús después de explicar la parábola del sembrador o de los cuatro terrenos. Nos quiere decir como estar seguros que vamos por buen camino. Sabemos que la semilla que cayo en tierra fértil da frutos, pero cómo es que funciona eso. ¿Cómo se que soy tierra buena?
Bueno pues creo que el pasaje nos da hay 5 ideas o principios para poder saberlo:
1.-Asegúrate de nacer – “la semilla brota…”
Sabemos que para que nazca un bebé se necesitan tener relaciones sexuales, eso es lo que tenemos que hacer para asegurarnos que un niño “venga” al planeta tierra, ¿qué hacer para nacer de nuevo? La Biblia habla de un nuevo nacimiento ¿qué hacemos? La respuesta es: Arrepiéntete y cree en Jesús
Esto es signo de ser tierra fértil. Debes de asegurarte de nacer. ¿Has nacido de nuevo?
2.-Asegúrate de estar creciendo. – “la semilla brota y crece…”
El primer punto podemos decir “que está fácil”, ya me arrepentí y ya creí. Si, esto es verdad, entonces debes de empezar a crecer espiritualmente. Crecer en conocimiento, leyendo la Biblia; crecer en sabiduría, caminando con Dios; crecer en amor, juntándote con Jesús; crecer en justicia, obedeciendo a Dios, etc. Se trata de crecer, de madurar,  de no estar igual que antes, de cada día ser más como Jesús.
Estar creciendo es un signo de ser tierra fértil ¿Estás creciendo?
3.-Asegúrate que no dependa de ti – “…sin que él sepa cómo”
Otra señal es, que te empiezas a dar cuenta que no depende de ti. Podemos decir que todo empieza a acomodarse, empiezan a pasar muchas “coincidencias” o como me gusta llamarles “Dioscidencias”. El camino aunque muchas veces es difícil, después de transitarlo, vemos que en realidad no hicimos mucho, la verdad, Dios hizo todo. Nos fue dando fuerzas durante todo el camino. La gloria no es para nosotros sino para Dios.
Dar la Gloria a Dios es un signo de ser tierra fértil ¿Quién hace las cosas tú o Dios?
4.- Asegúrate que es automático – “Porque de suyo lleva fruto la tierra…”
¿Quién le enseño al pez a nadar? ¿Quién le enseño al bebé a llorar? ¿Quién le enseño al perro a ladrar? La respuesta es obvia, nadie. Es automático, simplemente es porque ellos son así, son perros y ladran, son bebes y lloran, Dios así los creó. Del mismo modo, los cristianos automáticamente empiezan hacer lo que corresponde a un cristiano, empiezan a ser lo que conocemos como el fruto del espíritu: amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad, dominio propio, fe templanza.
Ser cristiano de manera automática es signo de ser tierra fértil ¿Te estas esforzando demasiado o es automático?
5.-Asegúrate de llegar al final – “y cuando el fruto está maduro”
Alguna vez escuche que todos tienen iniciativa, pero no todos tienen “continuativa” y muchos menos tienen “terminativa”, quiero decir que es fácil empezar pero no es sencillo terminar.
“Muchos corren, pero uno solo gana el premio. Corran pues, de tal modo que lo consigan” No todos terminan, no todos llegan al final. Lo podemos ver en las escuelas, entran miles y miles de niños, sin embargo se gradúan muy pocos profesionista.
No quedarse en el camino es signo de ser tierra fértil ¿Y tú vas a llegar al final?
¿Eres tierra fértil? Asegúrate de serlo.
Enviado por Alejandro Cunillé Fuentes

LO QUE DIOS JUNTO.......


Al principio de la creación, varón y hembra los hizo Dios… y los dos serán una sola carne; así que no son ya más dos, sino uno. Por tanto lo que Dios juntó, no lo separe el hombre. - Marcos 10:6-9.
En respuesta a las preguntas que se le hacen respecto del divorcio, Jesús, como siempre, remite a sus oponentes a sus propias conciencias. Para nuestra instrucción también recuerda el pensamiento inicial de Dios a propósito del matrimonio. Por eso se remonta a la misma creación, antes que el pecado entrara en el mundo.
Según el pensamiento de Dios, los esposos se convierten en una sola alma, una sola carne. Hoy sabemos bien que el matrimonio, si al menos hay matrimonio, fácilmente se lo considera como una asociación revocable, aunque más, no sea para satisfacer los sentidos o un interés material.
Como ese vínculo ha sido formado por Dios, solamente debe ser roto por él, es decir, por la muerte de uno de los cónyuges. El hombre no tiene derecho a separar lo que Dios juntó; el adulterio o el abandono -constituyen, pues, hechos de excepcional gravedad, ultrajes a la voluntad del Creador.
Nuestra responsabilidad y, al mismo tiempo, nuestro privilegio como creyentes, es mantener ese vínculo para la gloria de Dios y con gozo. ¿Por qué no siempre es así? A causa de nuestro terrible egoísmo. Si mostramos la vida de Cristo en nuestro hogar y llevamos el fruto del Espíritu (Gálatas 5:22), esa unión querida por Dios toma toda sus dimensión y nos llena de agradecimiento hacia aquel que la instituyó.

viernes, 5 de agosto de 2011

LA ROCA INAMOVIBLE.

Después de un naufragio en una terrible tempestad, un marino pudo llegar a una pequeña roca y escalarla, y allí permaneció durante muchas horas.
Cuando al fin pudo ser rescatado, un amigo suyo le preguntó:–¿No temblabas de espanto por estar tantas horas en tan precaria situación, amigo mío?.–Sí –contestó el náufrago–, la verdad es que temblaba mucho; pero… ¡la roca no…! Y esto fue lo que me salvó.
Salmos 18:2 Roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; Mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio.
Salmos 31:3 Porque tú eres mi roca y mi castillo; Por tu nombre me guiarás y me encaminarás.
Salmos 61:2 Desde el cabo de la tierra clamaré a ti, cuando mi corazón desmayaré. Llévame a la roca que es más alta que yo,
Salmos 71:3 Sé para mí una roca de refugio, adonde recurra yo continuamente. Tú has dado mandamiento para salvarme, Porque tú eres mi roca y mi fortaleza.
Fuente: Antorcha de la Verdad

miércoles, 3 de agosto de 2011

¿COMO ESTA TU CORAZON?


“Llamando de nuevo a la multitud, Jesús les decía: “Escuchen todos lo que les digo y entiendan: no hay nada fuera del hombre que al entrar en él pueda contaminarlo; sino que lo que sale de adentro del hombre es lo que contamina al hombre. “Si alguno tiene oídos para oír, que oiga.” Cuando Jesús dejó a la multitud y entró en casa, Sus discípulos Le preguntaron acerca de la parábola. “¿También ustedes son tan faltos de entendimiento?” les dijo. “¿No comprenden que todo lo que de afuera entra al hombre no lo puede contaminar, porque no entra en su corazón, sino en el estómago, y se elimina?” Jesús declaró así limpios todos los alimentos. También decía: “Lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre. “Porque de adentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, avaricias, maldades, engaños, sensualidad, envidia, calumnia, orgullo e insensatez. “Todas estas maldades de adentro salen, y contaminan al hombre.”” Marcos 7:14-23 NBLH

Un amigo, hace mucho tiempo me honró con una descripción que hizo de mi persona, me dijo: “tienes buen corazón”.

Por supuesto eso me hizo sentir bien, pero al mismo tiempo me hizo reflexionar ¿qué es un hombre de buen corazón?

Todos los religiosos de aquella época, los expertos y maestros de la Biblia, habían cometido un grande error, se había olvidado, irónicamente, de lo más importante de toda la vida. De la voluntad Dios.

¡¿Qué?! Pero si estos tipos todo el tiempo se la pasaban leyendo la Biblia, y todo el tiempo se la pasaban en los templos, todo el tiempo hablaban de Dios. ¿Cómo que no conocían a Dios?

Es verdad ellos hacían todo eso y seguramente más cosas que esas, no obstante se habían olvidado de las verdaderas intenciones de Dios hacia nosotros. De su gran amor y compasión hacia nosotros. A lo que hoy en día conocemos como gracia divina.

Ellos lo sabían perfectamente, incluso Jesús, una vez les hizo un pequeño test con respecto a esto, un hombre viajaba de “x” lugar a “y”, pero para no variar fue asaltado, y abandonado medio muerto en el camino, un maestro de la Biblia lo vio y prefirió pasar al otro lado de la acera para no evitarlo, de modo similar un experto de las Santas Escrituras hace malabares para evitarlo, sin embargo un hombre que pasaba por ahí, lo ayuda y lo conduce a un hotel, y no sólo eso, sino que le paga una noche para que esté tranquilo. Jesús termina diciendo ¿Cuál de los dos se comporto como prójimo? El maestro de la Biblia contesto correctamente: “el que tuvo compasión de él”.

Es de esto de lo que habla Jesús aquí, no importa si eres flaco, si eres gordo, si eres grande, si eres chaparro, si te gusta el futbol, si te gusta el baloncesto, si te gusta bailar, sino te gustar bailar, si tienes problemas, si te equivocas, etc., no importa nada de eso, lo único que importa es lo que hay dentro de tu corazón.

¿En qué estas pensando todo el día? De eso si debes preocuparte. De ahí salen los violadores, los asesinos, robos, orgullo, envidia, insensatez, etc.

Eso es lo que verdaderamente importa nuestro corazón, no importa si vas todos los días al templo o te reúnes con la iglesia, si tu corazón no está en sintonía con el de Dios, no importa que todos los días ores, si tu corazón esta marchito, no importa que leas la Biblia todos los días sin falla, si no tienes corazón.

Todos deberíamos hacernos esta pregunta ¿Cómo está mi corazón?

Enviado por Alejandro Cunillé Fuentes