“Entonces el Señor dijo a Pablo en visión de noche: No temas, sino habla, y no calles”
¿Cuándo fue la última vez que le hablaste a alguien de Cristo?
El evangelio es id y predicad las buenas nuevas de salvación, pero realmente ¿Cuántos de nosotros estamos cumpliendo la gran comisión?
Nos pasamos la vida cristiana esperando que Dios nos ministre, esperando que Dios conteste nuestras mas anheladas peticiones, que El haga grandes cosas en nuestra vida, familia, trabajo y Ministerio, pero ¿Cuántos de nosotros estamos trabajando para expandir el Reino de los Cielos?
A veces por estar tan acostumbrado a una rutina o a una religiosidad nos olvidamos que uno de nuestros objetivos acá en la Tierra es Predicar el Evangelio, hablar a las personas de Cristo, contarles lo que El ha hecho en tu vida y lo mucho que puede hacer en las vidas que lo reconocen con fuente de vida.
Tenemos tantas personas por alcanzar, que seria ridículo decir que todas las personas que conoces ya son cristianas. Hay tanta gente que necesita de Cristo, que necesita escuchar unas palabras de aliento y nosotros perdemos en el tiempo en situaciones nada provechosas.
¿Será que no estamos enamorados de Dios?, si, porque cuando uno esta enamorado de una personas, se la pasa hablando de ella, con nuestros amigos, con nuestros familiares y con las personas que tenemos la confianza de contarle nuestra vida. ¿Por qué no hacer lo mismo con Cristo?
Si realmente estamos enamorados de El, debemos contar lo que El ha hecho en nuestra vida, lo misericordiosos y amoroso que ha sido para con nuestra vida, que aun cuando merecíamos la muerte eterna por nuestros pecados, El nos perdono y nos dio juntamente con el perdón una vida eterna para heredar, frente a esto: ¿Estaremos agradecidos?
Una forma de agradecer lo hermoso que Dios ha sido con nosotros, es hablándoles a las personas de ese amor y cuidado tan maravilloso que El ha tenido para con nosotros. Si realmente estas plenamente agradecido con Dios hablaras de El, contaras sus maravillas, anunciaras de su amor y perdón, así como también de la oportunidad que El da a todos aquellos que acepten ese llamado.
Amados hermanos, no perdamos nuestro tiempo en cosas vanas que de nada aprovechan, habla de Cristo, predica de sus maravillas, cuéntales a tus amigos, compañeros, familiares, lo que El ha hecho en tu vida, no calles, no te quedes callado, la gente necesita escuchar tu testimonio.
Pero algo importante para que nuestro testimonio sea de bendición a las personas, es vivir el verdadero evangelio, vivir cada día tratando la manera de agradar a Dios, negándonos a nosotros mismos, pues si tu eres de las personas que dicen ser cristianas, pero no vives como tal, ¿Qué pensaran las personas cuando les quieras hablar de Cristo?
Es importante que vivamos conforme a la voluntad de Dios, para que nuestras palabras respaldadas con nuestro testimonio sea un arma poderosa frente a las cadenas que Satanás ha puesto a muchas personas para que no se acerquen a Cristo.
Seamos un trampolín para que las personas se acerquen a Cristo, mas no seamos un obstáculo o una piedra de tropiezo, hablémosles a las personas de Cristo, pero antes también vivamos una vida en Cristo, agradable a El y con la cual el enemigo no tenga nada de que avergonzarnos.
ES NECESARIO QUE HABLES DE CRISTO, POR FAVOR NO CALLES, MIENTRAS OTROS MUEREN SIN EL.
Autor: Enrique Monterroza
Fuente: reflexionesydevocionales.blogspot.com
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martes, 25 de enero de 2011
sábado, 22 de enero de 2011
Ser espiritual
Disciplinas” como el Yoga, Tantra, Budismo, Osho entre otras, han puesto de moda, la “espiritualidad”, incluso dan fórmulas para poder llegar a ser una persona mucho más “espiritual”.
Títulos como “Los diez pasos para la felicidad espiritual”, “metafísica 4 en
1” “El alquimista” y uno de los más recientes “EL secreto” Nos reclaman, a llevar una vida más “espiritual”. Pero ¿Será cierto lo que dicen estos libros? ¿Funcionan los pasos, fórmulas que nos sugieren para ser felices?
1” “El alquimista” y uno de los más recientes “EL secreto” Nos reclaman, a llevar una vida más “espiritual”. Pero ¿Será cierto lo que dicen estos libros? ¿Funcionan los pasos, fórmulas que nos sugieren para ser felices?
Oigan, ¿A dónde vamos si queremos pan? ¿A la tortillería o la panadería? ¿A dónde vamos si queremos aprender filosofía? ¿A la calle o a la facultad de filosofía y letras? Las respuestas son obvias. Por supuesto también que un tortillero puede aprender hacer pan.
Y en la calle podemos aprender filosofía. Pero estaremos limitados en nuestro
aprendizaje, o quizás engañados. ¿A dónde vamos si queremos ser espirituales, con las disciplinas que están de moda o con Dios mismo y su Biblia?
Y en la calle podemos aprender filosofía. Pero estaremos limitados en nuestro
aprendizaje, o quizás engañados. ¿A dónde vamos si queremos ser espirituales, con las disciplinas que están de moda o con Dios mismo y su Biblia?
Hay que decidir, tener claro lo que uno quiere. “Un hombre sin propósito es como un barco sin timón.” Thomas Carlyle (historiador, crítico social y ensayista británico)
Dios nos dice: “Os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge pues la vida, para que vivas tú y tu descendencia”.Deuteronomio 30:19
¿Qué escoges? Si tú escoges la vida. Sólo hay de una sopa, creer en Jesús con todo tu ser; con esto me atrevo a decir que no hay muchos caminos, sólo hay uno. Si no me creen, mira lo que afirma la Biblia:
“Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” Juan 14:6
Si te sientes ofendido con esto, te quiero decir: No es una amenaza, es una Ley espiritual.
Cualquiera quien tenga hijos, es su obligación decirle que no meta las manos al fuego, ¿Por qué papá? Pregunta el hijo. Y el papá responde: porque si metes la mano te quemas y te dolerá mucho. El Hijo responde: porque me amenazas con quemarme. No es amenaza es una ley. Simplemente así sucede. Hijo.
Cualquiera quien tenga hijos, es su obligación decirle que no meta las manos al fuego, ¿Por qué papá? Pregunta el hijo. Y el papá responde: porque si metes la mano te quemas y te dolerá mucho. El Hijo responde: porque me amenazas con quemarme. No es amenaza es una ley. Simplemente así sucede. Hijo.
Enviado por Alejandro Cunillé
Pon en acción tu Fe
Ella lo sabía, esa era su oportunidad. Todo lo que había sufrido a causa de esa enfermedad estaba por terminar. Esa vergüenza que había sufrido, todo lo que había gastado por 12 años. Todo estaba a punto de terminar solo tenia que acercarse y aprovechar la oportunidad para poder tocar el borde del manto, Su fé ya estaba en acción y la decisión ya habia sido tomada.
Aquel Hombre que hacia milagros no se daria cuenta, eso pensaba ella. y asi lo hizo, y ese milagro ocurrio. (Mateo 9.19-22). Que estas pidiendo o que milagro estas esperando. toma la decisión de acercarte a Cristo con fe y el te responderá. ¿Cuánto tiempo ha pasado, cuánto has sufrido? Hoy es el día de recibir tu milagro. Pon en acción tu fe.
Enviado por Alicia Grande
Como enfrentar la vida (Salmo 3)
1.- Sin Dios, no hay salvación. (Estamos perdidos)
“¡Oh Jehová, cuánto se han multiplicado mis adversarios!
Muchos son los que se levantan contra mí. Muchos son los que dicen de mí: No hay para él salvación en Dios.”
Muchos son los que se levantan contra mí. Muchos son los que dicen de mí: No hay para él salvación en Dios.”
Los problemas casi siempre vienen en montón. Se multiplican y decimos: tenemos una mala racha. Nos puede estar yendo demasiado mal, pero es mucho peor, cuando se nos termina la esperanza. Cuando cualquiera viene y te dice, no tiene solución tu problema. Pero es aún peor, cuando pensamos que Dios nos abandono. Cuando ya no sentimos a Dios, cuando inclusive le echamos la culpa a Dios, y pronunciamos ¿Por qué me haces esto Dios? SIN DIOS NO TENGO SALVACION.
2.-Hablemos con Dios, aunque no lo sintamos. (Siempre responde)
2.-Hablemos con Dios, aunque no lo sintamos. (Siempre responde)
“Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí; Mi gloria, y el que levanta mi cabeza. Con mi voz clamé a Jehová, Y él me respondió desde su monte santo.”
Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron. (1) Es mucho más fácil ser amigo en las buenas, que en las malas. Pero en las malas, es mucho más fácil saber quien es tu verdadero amigo. Hemos aprendido que sino “sentimos” a Dios, no está con nosotros. “Tenemos que sentir a Dios”, para confiar en Él, dicen algunos. Tienen al Dios de los “sentimientos”, pero un día sin más, dicen, lo dejamos de “sentir”, ¿A dónde se fue? Dios me abandono.
Ser cristiano no es “sentir a Dios”, es confiar en Dios siempre, hablar con el todo el tiempo, aunque aparentemente no “sintamos” a Dios, sabemos que Él siempre está ahí. Sabemos que: SIEMPRE CONTESTARA DESDE SU SANTO MONTE.
3.-Descansemos en Dios, confiados. (Él nos ayudará)
“Yo me acosté y dormí, Y desperté, porque Jehová me sustentaba. No temeré a diez millares de gente, Que pusieren sitio contra mí. Levántate, Jehová; sálvame, Dios mío; Porque tú heriste a todos mis enemigos en la mejilla; Los dientes de los perversos quebrantaste.”
Jesús dijo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.” (2) Cuantos problemas venimos cargando, se nos empiezan a juntar hasta que, como dicen en mi rancho, ya no vemos lo duro sino lo tupido. Tenemos tantos problemas que ni dormir podemos, estamos como pollos rostizados dándonos vueltas en la cama. Vayamos con Dios y expongamos nuestros problemas, confiemos en Él aunque tengamos miles de dificultades. ¿Cuántas veces, no te ha ayudado ya Dios? ¿De cuantas situaciones, ya te ha salvado? Recordemos de cuantas nos ha salvado. Si Dios está de nuestro lado, ¿Quién podrá contra nosotros? Descansemos en Dios, porque EL HA QUEBRANTADO NUESTROS PROBLEMAS.
4.-Sigamos a Dios, a pesar de todo.
4.-Sigamos a Dios, a pesar de todo.
“La salvación es de Jehová; Sobre tu pueblo sea tu bendición”
No hay de otra, la única opción es Dios. Claro que puedes probar otras cosas, puedes hacer lo que quieras, sin embargo sólo en Dios está la salvación.
¿De que me va salvar Dios? ¿De mis problemas? Si es la voluntad de Dios, nos salvará de nuestros problemas, pero no se trata sólo de eso. No significa que ya nunca más tendrás problemas; probablemente hasta tengas más. Porque habrá burlas, desprecio, etc. por creer y obedecer a Dios. Dios nos quiere salvar de la muerte eterna, para darnos vida eterna. ¿Sólo crees en Dios para que te quite tus problemas?.
Alguna vez te has preguntado, qué pasaría si Dios decide no quitarte tus problemas. Que tal si Dios toma la decisión de dejarte tal y cual estas, ¿seguirías creyendo? ¿Seguirías confiando? Si me preguntan yo diría por supuesto, “Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él” (3) Realmente yo no merecía el perdón de Dios, pero aún así me perdono mis faltas.
Sigamos a Dios a pesar de todo, LA SALVACION ES DE DIOS.Hoy platicaré con Dios y le pediré que te muestre, su Salvación.
Referencias:
(1) Juan 20:29
(2) Mateo 11:28
(3) Juan 3:17
(1) Juan 20:29
(2) Mateo 11:28
(3) Juan 3:17
Enviado por Alejandro Cunillé
¿Soy Fariseo?
Otra vez entró Jesús en la sinagoga; y había allí un hombre que tenía seca una mano. Y le acechaban para ver si en el día de reposo le sanaría, a fin de poder acusarle. Entonces dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate y ponte en medio. Y les dijo: ¿Es lícito en los días de reposo hacer bien, o hacer mal; salvar la vida, o quitarla? Pero ellos callaban. Entonces, mirándolos alrededor con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y la mano le fue restaurada sana. Y salidos los fariseos, tomaron consejo con los herodianos contra él para destruirle. Marcos 3:1-6
La Iglesia, cuando esta reunida, debería ser una especie de puerto seguro, un lugar donde las personas se sientan cómodas, que se sientan como en casa. No podemos negar que dentro de la Iglesia puede haber rencillas como cualquier familia, pero el final deberían ser pasajeras. Este es el plan de Dios para la Iglesia, un lugar donde pudiéramos probar un pedacito de cielo, un lugar donde nos sintamos como en casa.
Desafortunadamente esto no es así, al igual que los fariseos, nos hemos enfrascado en normas o prejuicios. En este caso leemos que el problema es el día del sábado, y pensamos: “Que absurdo pensar como los fariseos”. Creo que dentro de la Iglesia sucede lo mismo hoy en día, al igual que los fariseos esperamos con ansias que fallen las personas, “a fin de acusarles”. Es una especie de gusto malformado creado por el orgullo. “Ya viste a tal persona lo que hizo” “Ya viste a fulanito lo que esta haciendo”. AL igual que los fariseos estamos a la espera como perros cazadores tras su presa, para poder señalar “a fin de poderle acusar”.
Siempre que leo esta historia me gustaría comportarme como lo hace Jesús, al no poder aspiro por lo menos al hombre de la mano seca. Me veo reflejado con mi montón de problemas y defectos, y la gente viéndome feo por lo mismo. Por mis defectos. Esa mano seca representa cualquier defecto, ya sean drogas, alcoholismo, abortos, mentiras, orgullo, pereza, etc. Ese soy yo, o quizás tu. Ahí esta Jesús defendiéndome, defendiéndote.
Desafortunadamente, no somos ni Jesús ni la victima de la mano seca. Nos comportamos como los fariseos, acusando a diestra y siniestra. ¿Es lícito hacer el bien o el mal; salvar la vida o quitarla? Eso nos pregunta Jesús, todos los días, y más cuando estamos en reunidos con la Iglesia.
Hoy se nos ofrece la misma oportunidad que a los fariseos, se nos hace el mismo desafió dar vida o destruir, hacer el bien o hacer el mal, ayudar o criticar, ser fariseo o no. Todos hemos hecho algo de lo cual estamos arrepentidos, si ya fuimos perdonados por Dios, ¿por qué no ofrecerles ese mismo perdón a otros?
Los fariseos tomaron su decisión prefirieron destruir. ¿y tú? “Y salidos los fariseos, tomaron consejo con los herodianos contra él para destruirle.”
Enviado por Alejandro Cunillé
Enviado por Alejandro Cunillé
viernes, 21 de enero de 2011
Obedecer a Dios
“Aconteció en aquellos días, que Jesús vino de Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán. Y luego, cuando subía del agua, vio abrirse los cielos, y al Espíritu como paloma que descendía sobre él. Y vino una voz de los cielos que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia.” Marcos 1:9-11
En la vida obedecemos a un montón de personas, a nuestros padres, abuelos, tíos, a nuestros maestros, jefes de trabajo, a nuestro cónyuge, etc., también obedecemos a nuestras emociones, la ira, el temor, la alegría, etc.
Prácticamente obedecemos toda la vida en diferentes formas. Seguramente hemos aprendido, que, no obedecer tiene consecuencias no favorables, sobre todo cuando fuimos niños.
También hemos aprendido que a veces obedecer, no tiene buenas consecuencias; esto es porque a las personas que obedecemos son humanos y se equivocan. O porque nos dejamos emocionar y luego nos arrepentimos.
Sin importar que creamos si obedecer es bueno o malo, invariablemente la mayoría de nosotros mismos, damos órdenes a otros, sobre todo a los hijos, familiares, o en el trabajo, etc. ¿Por qué? Porque entendemos de la importancia de obedecer, nos hace más humildes, es aceptar que no todo lo sabemos.
Pero cuando se trata de Dios, de nuestro creador, nos cuesta tanto trabajo obedecerlo. Incluso lo cuestionamos, ¿por qué tengo que perdonar?, ¿por qué tengo orar?, ¿por qué tengo que leer la Biblia?, ¿por qué debo ir a la iglesia? Irónicamente, le cuestionamos a Dios todo. Y digo irónicamente porque, Dios no falla, Él es perfecto, no tenemos porque dudar de su consejo, Dios no se equivoca.
Aprendamos de Jesús, Él no tenía porque bautizarse, a diferencia de nosotros, Él no tenía nada de qué arrepentirse, pero no cuestionó al Padre, no el dijo ¿por qué yo, si me he portado bien? ¿Qué he hecho para merecer esto? Jesús entendía perfectamente que obedecer la voluntad de su Padre era lo mejor. Entonces fue y se bautizó. Simplemente obedeció.
Podemos obedecer a quien queramos, a los hombres, a las emociones o a Dios. ¿A quién quieres obedecer?
Amenazaron de meter a la cárcel a los discípulos de Jesús, para que no hablaran más acerca de la buena noticia de Dios. “Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres.”
Obedecer a Dios, nos conviene.
Enviado por Alejandro Cunillé
El amor de Dios
Éramos la única familia en el restaurante con un niño. Yo senté a Daniel en una silla para niño y me di cuenta que todos estaban tranquilos comiendo y charlando.
De repente, Daniel pegó un grito con ansia y dijo, “¡Hola amigo!”. Golpeando la mesa con sus gorditas manos. Sus ojos estaban bien abiertos por la admiración y su boca mostraba la falta de dientes en su encía. Con mucho regocijo el se reía y se retorcía.
Yo miro alrededor y vi. la razón de su regocijo. Era un hombre andrajoso con un abrigo en su hombro; sucio, grasoso y roto. Sus pantalones eran anchos y con el cierre abierto hasta la mitad sus dedos se asomaban a través de lo que fueron unos zapatos.
Su camisa estaba sucia y su cabello no habí a recibido una peinilla por largo tiempo. Sus patillas eran cortas y muy poquitas y su nariz tenia tantas venitas que parecía un mapa.
Estábamos un poco lejos de el para saber si olía, pero seguro que olía mal. Sus manos comenzaron a menearse para saludar.
“Hola bebito, como estas muchachón,” le dijo el hombre a Daniel.
Mi esposa y yo nos miramos, “¿Que hacemos?”. Daniel continúo riéndose y contesto, “Hola, hola amigo.”
Todos en el restaurante nos miraron y luego miraron al pordiosero. El viejo sucio estaba incomodando a nuestro hermoso hijo. Nos trajeron nuestra comida y el hombre comenzó a hablarle a nuestro hijo como un bebé.
Nadie creía que era simpático lo que el hombre estaba haciendo. Obviamente el estaba borracho. Mi esposa y yo estábamos avergonzados. Comimos en silencio; menos Daniel que estaba súper inquieto y mostrando todo su repertorio al pordiosero, quien le contestaba con sus niñadas.
Finalmente terminamos de comer y nos dirigimos hacia la puerta. Mi esposa fue a pagar la cuenta y le dije que nos encontráramos en el estacionamiento. El viejo se encontraba muy cerca de la puerta de salida.
“Dios mío, ayúdame a salir de aquí antes de que este loco le hable a Daniel.” Dije orando, mientras caminaba cercano al hombre.
Le di un poco la espalda tratando de salir sin respirar ni un poquito del aire que el pudiera estar respirando. Mientras yo haci a esto, Daniel se volvía rápidamente en dirección hacia donde estaba el viejo y puso sus brazos en posición de; “cárgame
Antes de que yo se lo impidiera, Daniel se abalanza desde mis brazos hacia los brazos del hombre. Rápidamente el muy oloroso viejo y el joven niño consumaron su relación amorosa.
Daniel en un acto de total confianza, amor y sumisión recargo su cabeza sobre el hombro del pordiosero. El hombre cerró sus ojos y pude ver lágrimas corriendo por sus mejillas.
Sus viejas y maltratadas manos llenas de cicatrices, dolor y duro trabajo, suave, muy suavemente, acariciaban la espalda de Daniel.
Nunca dos seres se habían amado tan profundamente en tan poco tiempo.
Yo me detuve aterrado. El viejo hombre se mecía con Daniel en sus brazos por un momento, luego abrió sus ojos y me miro directamente a los míos.
Me dijo en voz fuerte y segura, “Usted cuide a este niño.” De alguna manera le conteste “Así lo haré” con un inmenso nudo en mi garganta.
El separo a Daniel de su pecho, lentamente, como si tuviera un dolor.
Recibía a mi niño, y el viejo hombre me dijo: “Dios le bendiga, señor. Usted me ha dado un hermoso regalo.” No pude decir más que un entrecortado gracias.
Con Daniel en mis brazos, caminar rápidamente hacia el carro. Mi esposa se preguntaba por que estaba llorando y sosteniendo a Daniel tan apretadamente, y por que yo estaba diciendo: “Dios mío, Dios mío, perdóname.”
Yo acababa de presenciar el amor de Cristo a través de la inocencia de un pequeño niño que no vio pecado, que no hizo ningún juicio; un niño que vio un alma y unos padres que vieron un montón de ropa sucia.
Yo fui un cristiano ciego, cargando un niño que no lo era.
Yo sentí que Dios me estuvo preguntando: “Estas dispuesto a compartir tu hijo por un momento?” Cuando el compartía a su hijo por toda la eternidad. El viejo andrajoso, inconscientemente, me recordó:
“Les aseguro que el que no acepte el reino de Dios como un niño, no entrara en el”. Lucas 18:17
“Les aseguro que el que no acepte el reino de Dios como un niño, no entrara en el”. Lucas 18:17
Fuente: www.elrinconcitodedios.com
“Si te escondes de Dios”
Estaba pensando que muchos de nuestros mejores momentos los perdemos escondiéndonos de Dios.Quizás creas que esto no es así, y que en realidad pasas mucho más tiempo buscándole y que muchas veces no le encuentras pero, amigo, si te detienes un momento a pensar detenidamente en tu día, verás que más son los momentos que te escondes de Dios que los que le buscas.
Tu puedes preguntarme y decir: ¿por qué yo me escondería de Dios? Ah, caminante amigo… ¿por qué se escondió Adán? ¿Cuál fue la razón que lo llevó a ocultarse? Por mucho tiempo solo tuvo del Señor cuidados y amor, ¿qué lo llevó a ocultarse? Todo lo que lo rodeaba le había sido dado, aun había sido suplido en su soledad, ¿por qué se ocultó de El? El temor, primero, por el pecado, por haber sido desobediente. Antes lo compartía todo ahora no quería compartir esa acción. Sus palabras descubrieron sus actos, “tuve miedo, y me escondí”. ¿Por qué debemos tener miedo de Dios? A veces me pregunto ¿pero, si ni siquiera me ocultó a su hijo, su bien mas preciado? Sin embargo me paso mas parte del día pensando en si estoy bien oculto. ¿Acaso tu crees que no?
Mi querido amigo mucho es el tiempo que perdemos escondiéndonos de El, olvidando que El, ya lo proveyó todo, que hoy podemos entrar en Su Presencia sin temor, que a pesar de nuestra debilidad hoy tenemos pieles eternas para cubrirnos, tenemos su sangre porque de la misma manera que en el Edén, hoy sigue amándonos y mostrándonos cuanto nos ama, que quizás en realidad lo que no alcanzamos hoy es solo porque en nuestro afán de escondernos caminamos en la oscuridad, cuando El nos quiere hacer andar a su luz. Tal vez sería bueno que saliéramos de nuestros escondites y le dijéramos: “Señor, he pecado, Señor no alcanzo, Señor no puedo, o Señor no me siento digno, estoy desnudo y solo quiero esconderme”, o como Pedro decirle: “Apártate de mi que soy un hombre pecador”, o simplemente: “Sálvame Señor porque perezco”, quizás eso nos daría la posibilidad de caminar en su luz, pues en sus ojos ya estamos.
Aunque pensemos que podemos escondernos de El, eso es imposible, y sencillamente es imposible porque El nos ama de tal manera que aun en nuestro más horrible pecado no puede dejar de vernos a través del velo de la carne y cubiertos por la sangre, ¿tu puedes entender eso? No necesitas hojas de higuera para cubrirte, no tienes necesidad de esconderte, El ya proveyó tus vestidos, tu cubierta. Entiendo el corazón de Dios en una pequeña parte pues soy padre, y amo a mis hijos y no importa lo que hagan siempre hay un lugar más para amarlos en sus errores, aunque me duelan y me dañen… son mis hijos, eso no cambiará nunca. Hoy son ya adolescentes, hombres, y todavía cuando los miro parece que los veo cuanto tenían apenas unos años, y me arrancan sonrisas a pesar de sus equivocaciones, y quisiera que nunca tuvieran que sufrir ni tener necesidad, y a veces casi mudo los veo equivocarse y sé que van a tropezar pero callo para estar allí cuando necesiten levantarse.
Tal vez, amigo, pienses que soy un buen padre, yo te digo que no, que soy insuficiente, que también lucho con mis errores y mis equivocaciones, y a veces también me escondo, pensando que no verá mis equivocaciones o pecados pero, ¿sabes? lo que me alienta es saber justamente que Él los vé, y que si yo naturalmente siendo un hombre malo trato de hacer lo bueno, cuanto más El, que todo en El es amor, que a pesar de todo sigue todavía proveyéndome para que en cada equivocación regrese y en cada caída me levante, por eso amigo te digo que el mejor momento a veces lo perdemos escondiéndonos pues si no nos escondiéramos en esos momentos de error y pecado y saliéramos a El mostrando nuestras miserias, no encontraríamos juicio sino paciencia, no sentiríamos azotes sino caricias y en medio de nuestras lágrimas veríamos las suyas entremezcladas con las nuestras y sentiríamos sus brazos abrazándonos y vistiéndonos.
Tal vez, amigo mío, sea el tiempo de dejar de esconderte pues al fin El te conoce tal cual eres y no hay nada que le puedas ocultar y por si no lo sabías TE AMA y te amó desde el principio, así sin más y quiere ayudarte a cubrir tu desnudez…
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