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martes, 28 de agosto de 2012
domingo, 26 de agosto de 2012
Dos valores de Reino.
EL VALOR DE BURGER KING
Come como rey es el slogan de Burger King. La intención es
que te sientas como rey, te dan hasta una corana hecha de cartón, y puedes
añadir o quitar cualquier ingrediente del menú, porque tú eres el rey. Simón,
el fariseo, invita a Jesús a comer a su casa. Pero no lo trata con hospitalidad,
no le da agua para lavar sus pies, no lo saluda, no lo unge con aceite. En
nuestros tiempos sería como no decir ¿cómo has estado? Bienvenido, ¿quieres un
vaso de agua o de refresco? Si gustas refrescarte por allá puedes lavarte las
manos, préstame tu chamarra te la pongo aquí para que no se maltrate ¿Qué
quiere comer, tengo de esto, esto otro o aquello? ¿Quieres tortillas o pan?
¿Estás cómodo? ¿Necesitas algo más?
El pastor Max Lucado dice: “Hasta Drácula hubiera tenido
mejores modales que Simón”. En cambio, la mujer pecadora trató como rey a
Jesús. No todos están dispuestos a tratar a los demás como rey, seamos
valientes y hagamos lo que sea necesario para adquirir el valor.
EL VALOR DE VER LO
MEJOR
Estamos muy acostumbrados a ver lo peor de las personas, y a
veces hasta de nosotros mismos. Somos expertos en detectar defectos, ver lo
malo, señalar cuando alguien se equivoca. Todos los que estaban en la comida en
casa de Simón fariseo, observaron llegar a esta mujer pecadora, la realidad no
se sabe porque se le llama de esa forma, pero la mayoría coincide en que era
una prostituta. ¿Pueden ver la escena? Los ojos fijos en la mini falda, el
maquillaje excesivo, el pelo alborotado, el olor del perfume barato llenaba la
habitación, parece que se hubiera bañado con el. El escote no dejaba mucho a la
imaginación. Acostumbrados a ver los defectos, encuentran el adjetivo perfecto,
¡pecadora!
No así Jesús, él no acostumbra a ver lo malo, es
especialista en ver lo bueno, él no ve el exceso de maquillaje, él ve que está
corrido por haber llorado, Jesús no ve una ofensa que su comida sea
interrumpida, ve la necesidad de una mujer. Jesús ve lágrimas que lavan,
cabello que sirve de toalla, labial pintado en sus pies por tanto beso, y del
perfume del cual tanto se quejaban, ahora ha quedado impregnado en los pies del
maestro.
No todos están dispuestos a ver con los ojos de Jesús,
seamos valientes y hagamos lo que sea necesario para adquirir el valor.
Alejandro Cunillé Fuentes
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